Hacia una Nueva Visión del Desarrollo
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Hacia una Nueva Visión del Desarrollo
Autor: Bernardo Kliksberg
Amartya Sen: Un premio Nóbel que obliga a pensar.
La economía es una ciencia de gran influencia en nuestro tiempo. Las decisiones económicas tienen a diario impactos enormes en las condiciones de vida cotidiana de grandes sectores. La gigantesca obra científica de Sen ha lanzado de alerta a superar la insensibilidad y la tecnocratización y tener en cuenta el objetivo final de la economía: el bienestar de la gente. Al premiar a Sen, la Academia Sueca envió el mensaje de que ese tema, las consecuencias de los diseños económicos sobre la vida de las personas y especialmente de los más desfavorecidos, debe estar al tope de la agenda de la ciencia económica y del debate mundial sobre la economía. La Academia Señaló expresamente en su resolución que las contribuciones claves se Sen se han caracterizado “por un particular interés en los miembros más pobres de la sociedad”. La vasta producción de Sen, que recorre múltiples ámbitos gira sobre ese eje, y a partir de él critica diversos aspectos del pensamiento convencional en economía, y propone alternativas no tradicionales frente a los problemas. Veamos algunas dimensiones de esta amplísima relectura de la realidad económica, que en su conjunto nos está diciendo que no es verdad que ante los problemas que emergen de la misma haya una única solución posible, que puede haber diversas alternativas, y que la vara de medición final de su eficiencia, cuáles son sus efectos en términos de la vida de la gente común y de los más pobres.
Renovando el análisis económico Para Sen, la preocupación por el ser humano concreto debe nutrir los análisis económicos permanentemente. Así para él un problema central actual, el desempleo, no puede razonarse sólo con las categorías económicas usuales. No se trata de una pura cuestión de reducción o perdida de ingresos. Los daños que debieran considerarse son más amplios. Exceden totalmente las visiones puras economicistas, analizan el desempleo sólo en términos de oferta y demanda, y especulan sobre él como si fuera una mercadería más. Resalta Sen en uno de sus trabajos (1998a): “Hay mucha evidencia que sugiere que el desempleo tiene efectos negativos sobre el bienestar y la libertad, que van mucho más allá de la pérdida del ingreso, incluyendo daños psicológicos, pérdida de las motivaciones para trabajar, las habilidades y la autoestima, aumento en enfermedades y mortalidad, ruptura de las relaciones familiares y la vida social,
acentuación de las tensiones raciales, y las asimetrías de genero”. Las altas tasas de desempleo, y los largos períodos del mismo, hoy propios de muchas realidades latinoamericanas, tienen como lo indica su señalamiento graves “ecostos” que deberían tomarse en cuenta. En la concepción del Nobel, en múltiples cuestiones económicas es necesario ir más allá de los datos aparentes y ver que es lo que está sucediendo en las entrañas de la sociedad. Sus análisis sobre los grandes episodios de hambre masiva en las últimas décadas abrieron caminos pioneros en esta dirección. No se conformó con la hipótesis usual de que el hambre se debía a la carencia de alimentos en los países respectivos. La chequeo con los hechos, y demostró que no era real. En diversas sociedades que observo había alimentos, el problema de fondo tenía que ver con otros factores, como entre ellos los precios relativos de los alimentos, y la posibilidad de empleo y remuneración de los desfavorecidos. El hambre tenía que ver con la organización general de las estructuras económicas respectivas. Para Sen, la economía moderna descansa con frecuencia sobre una base errónea, la suposición de que las personas sólo persiguen maximizar su interés personal, y que ello lleva a la optimización económica. Basándose como en toda su obra en amplia evidencia histórica destaca que “es extraordinario que la economía haya evolucionado por una vía que caracteriza la visión humana de un modo tan estrecho. Extraordinario porque se supone que la economía está preocupada por la gente real”. Esa gente real es diferente, dice Sen: “ Es difícil creer que esa gente esté completamente no afectada por el tipo de autoexaminación que plantea la pregunta socrática: como debería uno vivir”. La gente real tiene motivaciones amplias y variadas. La economía moderna se ha empobrecido sustancialmente con estas suposiciones equivocadas”.
La dimensión ética En la concepción de Sen lograr progreso económico sostenido tiene que ver con criterios que superan las visiones convencionales. El desarrollo social es clave para el crecimiento económico. Las condiciones de nutrición, salud y educación de la población de un país van a influir fuertemente en el desarrollo. El capital humano es fundamental como hoy ya se admite. Pero va más lejos. Rechaza la idea de considerar a los seres humanos “como instrumentos del desarrollo económico”. Ellos son el fin del desarrollo, el mismo es “la ampliación de la capacidad de la población para realizar actividades elegidas libremente y valoradas”. Asimismo, considera a la equidad económico social fundamental para lograr desarrollo. Muestra en sus trabajos como países modestos en recursos, pero con alta equidad, y menciona entre ellos a Costa Rica, han logrado para su gente altos niveles de esperanza de vida, educación, y libertad real. En cambio la desigualdad traba seriamente el crecimiento y el desarrollo. Señala como en regiones como “el
Sur y el Oeste de Asia, América Latina y Africa, los componentes de equidad social y sus implicaciones económicas han sido particularmente dejados de lado”.
En resumen como lo destaco la Academia Sueca, la vasta obra de Sen “ha restaurado una dimensión ética en la discusión de problemas económicos vitales”. En una América Latina con agudos problemas en campos decisivos para la población como la pobreza y la inequidad, y en donde han proliferado con tanta facilidad “análisis económicos empobrecidos” como el Nobel los llama, dogmas, y convencionalismo, resulta crucial recuperar esta dimensión ética en el debate sobre la economía.
Hacia una Nueva Visión del Desarrollo
Autor: Bernardo Kliksberg
Amartya Sen: Un premio Nóbel que obliga a pensar.
La economía es una ciencia de gran influencia en nuestro tiempo. Las decisiones económicas tienen a diario impactos enormes en las condiciones de vida cotidiana de grandes sectores. La gigantesca obra científica de Sen ha lanzado de alerta a superar la insensibilidad y la tecnocratización y tener en cuenta el objetivo final de la economía: el bienestar de la gente. Al premiar a Sen, la Academia Sueca envió el mensaje de que ese tema, las consecuencias de los diseños económicos sobre la vida de las personas y especialmente de los más desfavorecidos, debe estar al tope de la agenda de la ciencia económica y del debate mundial sobre la economía. La Academia Señaló expresamente en su resolución que las contribuciones claves se Sen se han caracterizado “por un particular interés en los miembros más pobres de la sociedad”. La vasta producción de Sen, que recorre múltiples ámbitos gira sobre ese eje, y a partir de él critica diversos aspectos del pensamiento convencional en economía, y propone alternativas no tradicionales frente a los problemas. Veamos algunas dimensiones de esta amplísima relectura de la realidad económica, que en su conjunto nos está diciendo que no es verdad que ante los problemas que emergen de la misma haya una única solución posible, que puede haber diversas alternativas, y que la vara de medición final de su eficiencia, cuáles son sus efectos en términos de la vida de la gente común y de los más pobres.
Renovando el análisis económico Para Sen, la preocupación por el ser humano concreto debe nutrir los análisis económicos permanentemente. Así para él un problema central actual, el desempleo, no puede razonarse sólo con las categorías económicas usuales. No se trata de una pura cuestión de reducción o perdida de ingresos. Los daños que debieran considerarse son más amplios. Exceden totalmente las visiones puras economicistas, analizan el desempleo sólo en términos de oferta y demanda, y especulan sobre él como si fuera una mercadería más. Resalta Sen en uno de sus trabajos (1998a): “Hay mucha evidencia que sugiere que el desempleo tiene efectos negativos sobre el bienestar y la libertad, que van mucho más allá de la pérdida del ingreso, incluyendo daños psicológicos, pérdida de las motivaciones para trabajar, las habilidades y la autoestima, aumento en enfermedades y mortalidad, ruptura de las relaciones familiares y la vida social,
acentuación de las tensiones raciales, y las asimetrías de genero”. Las altas tasas de desempleo, y los largos períodos del mismo, hoy propios de muchas realidades latinoamericanas, tienen como lo indica su señalamiento graves “ecostos” que deberían tomarse en cuenta. En la concepción del Nobel, en múltiples cuestiones económicas es necesario ir más allá de los datos aparentes y ver que es lo que está sucediendo en las entrañas de la sociedad. Sus análisis sobre los grandes episodios de hambre masiva en las últimas décadas abrieron caminos pioneros en esta dirección. No se conformó con la hipótesis usual de que el hambre se debía a la carencia de alimentos en los países respectivos. La chequeo con los hechos, y demostró que no era real. En diversas sociedades que observo había alimentos, el problema de fondo tenía que ver con otros factores, como entre ellos los precios relativos de los alimentos, y la posibilidad de empleo y remuneración de los desfavorecidos. El hambre tenía que ver con la organización general de las estructuras económicas respectivas. Para Sen, la economía moderna descansa con frecuencia sobre una base errónea, la suposición de que las personas sólo persiguen maximizar su interés personal, y que ello lleva a la optimización económica. Basándose como en toda su obra en amplia evidencia histórica destaca que “es extraordinario que la economía haya evolucionado por una vía que caracteriza la visión humana de un modo tan estrecho. Extraordinario porque se supone que la economía está preocupada por la gente real”. Esa gente real es diferente, dice Sen: “ Es difícil creer que esa gente esté completamente no afectada por el tipo de autoexaminación que plantea la pregunta socrática: como debería uno vivir”. La gente real tiene motivaciones amplias y variadas. La economía moderna se ha empobrecido sustancialmente con estas suposiciones equivocadas”.
La dimensión ética En la concepción de Sen lograr progreso económico sostenido tiene que ver con criterios que superan las visiones convencionales. El desarrollo social es clave para el crecimiento económico. Las condiciones de nutrición, salud y educación de la población de un país van a influir fuertemente en el desarrollo. El capital humano es fundamental como hoy ya se admite. Pero va más lejos. Rechaza la idea de considerar a los seres humanos “como instrumentos del desarrollo económico”. Ellos son el fin del desarrollo, el mismo es “la ampliación de la capacidad de la población para realizar actividades elegidas libremente y valoradas”. Asimismo, considera a la equidad económico social fundamental para lograr desarrollo. Muestra en sus trabajos como países modestos en recursos, pero con alta equidad, y menciona entre ellos a Costa Rica, han logrado para su gente altos niveles de esperanza de vida, educación, y libertad real. En cambio la desigualdad traba seriamente el crecimiento y el desarrollo. Señala como en regiones como “el
Sur y el Oeste de Asia, América Latina y Africa, los componentes de equidad social y sus implicaciones económicas han sido particularmente dejados de lado”.
En resumen como lo destaco la Academia Sueca, la vasta obra de Sen “ha restaurado una dimensión ética en la discusión de problemas económicos vitales”. En una América Latina con agudos problemas en campos decisivos para la población como la pobreza y la inequidad, y en donde han proliferado con tanta facilidad “análisis económicos empobrecidos” como el Nobel los llama, dogmas, y convencionalismo, resulta crucial recuperar esta dimensión ética en el debate sobre la economía.
Datos
En esta ponencia, Bernardo Kliksberg habla de la dimensión ética que debe de tener el desarrollo económico, desde el punto de vista de Amartya Sen.
En la concepción de Sen lograr progreso económico sostenido tiene que ver con criterios que superan las visiones convencionales. El desarrollo social es clave para el crecimiento económico. Las condiciones de nutrición, salud y educación de la población de un país van a influir fuertemente en el desarrollo. El capital humano es fundamental como hoy ya se admite.