Índice de Competitividad Responsable 2003: Resultados para América Latina
Índice de Competitividad Responsable 2003: Resultados para América Latina
Juliano Flores, Arturo Condo, Andrea Prado)
Mayo, 2005
CEN 905
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RESULTADOS PARA AMÉRICA LATINA
ÍNDICE DE COMPETITIVIDAD RESPONSABLE 2003:
PATROCINADO POR :
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Este documento fue escrito por Juliano Flores, consultor del CLACDS, INCAE, Arturo Condo, Decano de Innovación y Desarrollo Institucional de INCAE y Andrea Prado, investigadora del CLACDS, INCAE. Se agradece a Cristiano Oliveira, investigador de AccountAbility por su contribución y apoyo en la preparación de este documento. Este trabajo resume el vínculo entre RSE y competitividad y presenta la metodología y resultados del Índice de Competitividad Responsable del 2003 para los países de América Latina, con base en las investigaciones llevadas a cabo por AccountAbility y The Copenhagen Centre. Este documento fue desarrollado por iniciativa y bajo el auspicio de las organizaciones Forum Empresa, Fundación Empresarial para la Acción Social (Fundemas), y la Fundación W.K. Kellogg. Copyright INCAE, mayo de 2005.
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Índice
Introducción .................................................................................................................. 5 RSE y competitividad.................................................................................................... 7 RSE en la empresa ................................................................................................. 8 Beneficios para el negocio ................................................................................ 8 Vínculo entre la estrategia de RSE y la estrategia del negocio....................... 16 RSE, cadenas de valor y clusters ......................................................................... 18 RSE y la plataforma competitiva nacional............................................................. 20 El Índice de Competitividad Responsable 2003 ......................................................... 22 Componentes del Índice de Competitividad Responsable.................................... 22 El Índice Nacional de Responsabilidad Empresarial ....................................... 23 Resultados del Índice Nacional de Responsabilidad Empresarial y del Índice de Competitividad Responsable ................................................................................ 27 Análisis de los resultados para los países de América Latina .............................. 30 Presiones competitivas y oportunidades de mejora ................................................... 37 Los grandes desafíos de América Latina y el rol de la responsabilidad empresarial como medio para contribuir a su superación ........................................................ 38 Conclusiones y próximos pasos ................................................................................. 44 Anexos........................................................................................................................ 46 Referencias................................................................................................................. 47
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Introducción
El tema de responsabilidad social empresarial (RSE) es ampliamente discutido a nivel internacional y son muchas las iniciativas que se han desarrollado para promover una conducta empresarial que vaya más allá de la generación de utilidades, y que incorpore aspectos sociales y ambientales dentro de la estrategia del negocio. Sin embargo, el compromiso por parte del sector privado para asumir un rol de mayor responsabilidad difícilmente se dará de modo sostenible a menos que los empresarios puedan traducir las acciones de RSE en beneficios concretos para sus negocios, ya sea en el corto, mediano o largo plazo. En este contexto, resulta de importancia especial resaltar la relevancia de la RSE para la comunidad empresarial desde la perspectiva del vínculo de las prácticas empresariales responsables con la competitividad; relación que debe entenderse no sólo desde la perspectiva individual de la compañía, sino también a nivel de sus efectos positivos en la competitividad de sectores industriales específicos, y en su sentido más amplio, en la competitividad de los países y regiones. ¿Cuál es la relación entre la responsabilidad social empresarial y la competitividad? ¿Puede la RSE mejorar la competitividad de un país o región? ¿Cómo medir la relación entre el grado de responsabilidad empresarial existente en un país y su competitividad? Éstas son algunas de las preguntas a las que se da respuesta en las siguientes secciones de este informe. De esta forma, se pretende que el lector en primera instancia se familiarice y luego incorpore el marco conceptual que establece el vínculo entre la RSE y la competitividad a escala empresa, a escala de clusters de responsabilidad y a escala de países. Con la finalidad de ilustrar el vínculo de la RSE con la competitividad en su sentido más amplio y de pertinencia colectiva, el documento presenta la metodología para el cálculo del Índice de Competitividad Responsable (ICR) desarrollado por AccountAbility1 y The Copenhagen Centre2, para una muestra de 62 países. Se ha agregado 11 países latinoamericanos a la muestra inicial que sirvió de base para el lanzamiento original de este índice en diciembre del 2003, con el objeto de ampliar y profundizar el análisis de los resultados para los países de América Latina. El alcance del Índice de Competitividad Responsable va más allá del Índice de Competitividad del Crecimiento desarrollado por el Foro Económico Mundial, ya que adiciona a los subíndices tradicionales de tecnología, instituciones públicas y ambiente macroeconómico, un cuarto componente: el Índice Nacional de Responsabilidad Empresarial. Este cuarto elemento mide el grado de avance de las prácticas de RSE a escala país y las condiciones del entorno para el progreso de tales prácticas con base en 27 indicadores distribuidos en siete áreas de responsabilidad definidas por un equipo de expertos. Los resultados de este primer intento de medir la relación entre RSE y competitividad a escala de naciones sugiere que el mayor o menor grado de responsabilidad empresarial existente en un país tiene efectos sobre su plataforma competitiva nacional. Partiendo de esta premisa, el vínculo entre la responsabilidad empresarial y la competitividad debe ser visto con especial atención sobre todo en las economías en desarrollo, como es el caso de los países de América Latina. Ésto con el fin de lograr la implementación oportuna de acciones en este campo, que les permitan a los países de la región reducir su brecha
Instituto internacional sin fines de lucro establecido en el Reino Unido, en 1995, cuya misión es promover el desarrollo sostenible, a través de la creación de herramientas y estándares innovadores para asistir a las empresas en la ejecución de prácticas de RSE. AccountAbility ha desarrollado herramientas como el AA1000 Framework y el AA1000 Series. 2 Centro internacional de investigación fundado por el gobierno danés en 1998, cuya misión primordial es promover el conocimiento acerca de la RSE, con un enfoque particular en nuevas alianzas sociales.
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competitiva respecto a los países desarrollados y evitar quedar rezagados frente a países que enfrentan condiciones de competitividad similares. Asimismo, aquellas compañías que no se preocupen por aspectos de transparencia, gestión ambiental, estándares laborales y derechos humanos en sus cadenas de abastecimiento, pueden verse expuestas a escándalos financieros o boicots comerciales, como fue el caso en su momento de Enron, Parmalat, Nike y Levi´s, entre otras.
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RSE y competitividad
La responsabilidad social empresarial ha evolucionado principalmente en la década de los noventa y en la actual, pasando de un enfoque filantrópico o de primera generación, a un enfoque mucho más estratégico y vinculado a la competitividad. La globalización por su parte ha traído consigo no sólo el incremento en la movilidad de los bienes, servicios, recursos humanos, información, tecnología, y capital en todo el mundo, sino también mayores presiones competitivas y mayores incentivos para que las empresas logren una conducta que satisfaga las demandas de la comunidad internacional, de los consumidores, de los inversionistas, de los gobiernos y en general de los distintos públicos de interés. Actualmente, las empresas operan en un contexto caracterizado por gobiernos con marcos regulatorios más exigentes en materia social y ambiental; un número cada vez mayor de compañías multinacionales que exigen a sus contrapartes en países en desarrollo la adopción de prácticas de RSE, como condición para la realización de sus operaciones Business to Business; consumidores mejor informados y más conscientes respecto a temas de sostenibilidad; presiones de algunas fuentes de financiamiento respecto al desempeño ambiental y social; y una sociedad civil mejor organizada a través de asociaciones o fundaciones enfocadas en la protección ambiental, defensa de los consumidores, defensa de los empleados, y lucha contra la corrupción, entre otras. En este contexto, caracterizado además por niveles de disponibilidad, volumen y velocidad de la información cada vez mayores, las empresas se han vuelto mucho más vulnerables a la pérdida de reputación, lealtad de sus clientes e incluso pérdidas cuantiosas en su capitalización de mercado debido a conductas censurables en el ámbito de la RSE. Paralelamente a estas variables exógenas han surgido un número creciente de motivaciones internas, traducidas principalmente en los beneficios para el negocio que pueden generar las prácticas de responsabilidad empresarial. Estos beneficios se tratan más adelante. La confluencia de las presiones ejercidas, tanto por los factores externos como internos, está motivando a las empresas a considerar las prácticas de RSE como activos competitivos más allá de meros elementos decorativos vinculados a la imagen institucional o a las relaciones públicas. Una encuesta reciente de Price Waterhouse Coopers de 140 CEOs de compañías multinacionales basadas en Estados Unidos reveló que el 85% de estos CEOs creen que el desarrollo sostenible será aún más importante para su modelo de negocios en cinco años de lo que es hoy en día. En este marco, la RSE se ha convertido en la dimensión estratégica de las compañías dirigida a responder sistemáticamente a las múltiples exigencias actuales, mientras contribuye a hacerlas más competitivas al generar beneficios en distintas áreas del negocio. El marco conceptual que apoya la propuesta de Competitividad Responsable vincula las prácticas de RSE con la competitividad en tres niveles distintos3: 1) El nivel micro, en el que se describen los beneficios que las compañías han obtenido como resultado de alinear su desempeño social y ambiental dentro de su estrategia de negocio; 2) La aplicación del concepto de clusters al campo de la RSE, que implica la descripción de las interacciones entre los distintos sectores y públicos de interés, así como el análisis de como la acción empresarial colectiva causada ya sea por presión civil, apertura de mercados o regulación gubernamental, puede conducir a formas más eficientes de promover la responsabilidad y sostenibilidad dentro de los
Alex MacGillivray, John Sabapathy y Simon Zadek. Responsible Competitiveness Index 2003: Aligning corporate responsibility and the competitiveness of nations (AccountAbility & The Copenhagen Centre, Londres, 2003), p. 14-19.
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mercados, tratando en particular las situaciones de free rider; y 3) El efecto más amplio de la RSE sobre la flexibilidad institucional e innovación, donde la responsabilidad empresarial construye habilidades y relaciones entre los sectores en un nivel macro, lo cual facilita el entendimiento de los cambios sociales por parte de las compañías y permite establecer nuevas relaciones institucionales con el sector público y el sector sin fines de lucro. En este nivel, la implementación de prácticas de RSE por parte de una masa crítica de empresas puede contribuir a mejorar el clima de negocios e impulsar el desarrollo y competitividad de una zona geográfica específica, la cual podría extenderse incluso a un país o región. Como señala Oded Grajew, ex consejero Especial del Presidente de Brasil, y fundador y Presidente del Instituto Ethos: "La Competitividad Responsable de las naciones es esencial para lograr el desarrollo sostenible en el mundo globalizado de hoy en día". Si bien la primera condición al momento de implementar prácticas de RSE en las empresas debe ser el vínculo de estas prácticas con la competitividad del negocio en sí mismo, se debe tener presente también que estas prácticas esten dirigidas a contribuir a la superación de los mayores retos o problemas que frenan el desarrollo de los países o regiones donde las empresas operan. La línea de pensamiento detrás de este argumento es que los obstáculos al desarrollo de un país impactan también de modo directo o indirecto sobre la plataforma competitiva del sector privado, por lo que actuar sobre ellos puede repercutir en el mediano o largo plazo en beneficios para las empresas. Por ejemplo, algunos de los problemas típicos de América Latina como los trámites burocráticos excesivos, la corrupción, la débil conectividad tecnológica o el bajo nivel de capacitación técnica del recurso humano, entre otros, afectan la plataforma competitiva y en consecuencia tienen un impacto importante en la competitividad de las distintas empresas e industrias que operan en estos países. Los grandes retos de la región se exploran en mayor detalle en la parte final del documento.
RSE en la empresa
Beneficios para el negocio Las empresas deben estar conscientes de las formas en que las prácticas de RSE se pueden traducir en beneficios competitivos concretos, así como de los riesgos que conlleva el hacer caso omiso a este tipo de prácticas. De lo contrario se dificultará el tránsito del mero cumplimiento legal y la filantropía hacia una visión de la RSE mucho más estratégica y relacionada con la competitividad. La relación existente entre RSE y competitividad a escala empresa puede manifestarse en distintas formas y matices. Por ejemplo, la adopción de prácticas de RSE puede estimular la innovación, generar operaciones y procesos más eficientes, aumentar el acceso a nuevas fuentes de financiamiento (fondos éticos), lograr la atracción y retención de empleados de calidad, contribuir al fortalecimiento de las marcas, mejorar el clima organizacional, y reducir los riesgos, entre otros. Estos beneficios competitivos pueden conducir a su vez a las empresas a lograr mejores rendimientos financieros en relación a aquellas que no adoptan tales prácticas. Al respecto son varios los estudios que han demostrado la existencia de una relación positiva entre el desempeño social y el desempeño financiero.
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Si bien los beneficios que pueden motivar a una empresa a implementar acciones concretas de RSE varían según las características propias del negocio y de la industria a la que pertenece, dependiendo de variables como misión, valores, liderazgo, cultura interna o estrategia; la experiencia de compañías líderes en el terreno de la RSE ha demostrado la factibilidad de lograr beneficios competitivos tangibles –algunos más visibles que otros– en diferentes áreas. Algunos de estos beneficios y las motivaciones externas para la incorporación de prácticas empresariales responsables se presentan a continuación (Ver Figura 1). Figura 1: Motivaciones desde la perspectiva empresarial para la implementación de prácticas de RSE
Motivaciones externas Beneficios para el negocio
Incrementa las ventas y la fidelidad del cliente. Expectativas de la Expectativas de la comunidad comunidad internacional: Global internacional: Global Compact, Cumbre Compact, Cumbre del Planeta, etc. del Planeta, etc. Genera operaciones más eficientes al estimular la innovación y el aprendizaje. Otorga una licencia social para operar. Mejora la administración del riesgo. Mejora el desempeño financiero. Consumidores más Consumidores más exigentes exigentes yy sofisticados. sofisticados.
Mayor poder e influencia Mayor poder e influencia de la sociedad civil. de la sociedad civil.
Presiones de Presiones de inversionistas y sector inversionistas y sector financiero: Fondos éticos, financiero: Fondos éticos, The Equator Principles. The Equator Principles.
(Motivaciones internas)
Atrae colaboradores e inversionistas de calidad. Mejora el clima organizacional y motiva al RRHH.
Sector Privado
Promueve nuevas oportunidades de negocio. Estimula la diferenciación positiva.
Influencia de Influencia de competidores competidores yy presiones en la presiones en la cadena de cadena de suministros. suministros.
Mejora la reputación y las marcas.
Gobiernos con marcos Gobiernos con marcos regulatorios políticas regulatorios yy políticas públicas más exigentes. públicas más exigentes.
Medios de Medios de comunicación más comunicación más poderosos. poderosos.
Fuente: Elaboración de los autores.
Mejora el desempeño financiero En el estudio titulado “Misery Loves Companies: Whither Social Initiatives”, Joshua Margolis de la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard y James Walsh de la Escuela de Negocios de la Universidad de Michigan, analizaron el vínculo entre el desempeño social y el desempeño financiero de las empresas. El estudio concluyó que 30 años de investigación en este campo –que incluyen 95 estudios empíricos publicados entre 1972 y el 2000–, dan evidencias de un vínculo positivo entre estas variables4. Por otro lado, varios índices financieros sostenibles, especializados en dar seguimiento al desempeño bursátil de las empresas más destacadas por sus prácticas de RSE, como el Dow Jones Sustainability Index (DJSI)5, el FTSE4Good
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Joshua Margolis y James Walsh, “Misery Loves Companies: Whither Social Initiatives by Business”, Harvard Business School Working Paper Series No. 01-058, 2001. 5 La familia de Índices de Sostenibilidad Dow Jones, está formada por un conjunto de índices globales (DJSI World) y europeos (DJSI Stoxx) que tienen como objetivo servir de referencia a fondos de
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Index y el Domini 400 Social Index, muestran una relación positiva entre el desempeño social y ambiental de las compañías y su desempeño financiero; lo que a su vez deriva en una mayor rentabilidad para propietarios e inversionistas6. Por ejemplo, el rendimiento total del Dow Jones Sustainability Index durante los últimos 10 años, período comprendido entre dic-1993 y nov-2004, fue en promedio de 167% versus un rendimiento total del Índice General Dow Jones de 125%. Asimismo, el retorno anual promedio para el período comprendido entre 1993 y el 2003 de Domini 400 Social Index fue de 10.85% vs. 10.05% de Standard & Poor´s 500 Index7. El mejor desempeño bursátil de las empresas que sobresalen por sus prácticas de RSE, muestra la preferencia creciente que están teniendo los inversionistas por las compañías que muestran mayores niveles de responsabilidad empresarial en relación con aquéllas que están quedando rezagadas en este ámbito. Además del argumento tradicional de alinear las inversiones con los valores y contribuir a un cambio social positivo, esta preferencia es estimulada, por los menores riesgos de perder valor frente a escándalos corporativos como los que enfrentaron en su momento Enron, Exxon Valdez y World Com Inc., y por el argumento de que los beneficios que involucra la RSE estimulan la competitividad de los negocios y en consecuencia contribuyen a asegurar su permanencia en el tiempo. Asimismo, es cierto también que antes de los noventa la mayor parte de los inversionistas entendían poco sobre estrategias de responsabilidad empresarial y sostenibilidad –en comparación al grado de desarrollo y conocimiento que se tiene de estos temas hoy en día– lo que probablemente hacía que varias de las acciones de empresas pioneras en el terreno de la RSE hubiesen estado subvaluadas hace dos décadas. Estimula la diferenciación positiva Los niveles de competencia cada vez más exigentes hacen que las empresas constantemente busquen formas para diferenciarse. En este marco, la RSE contribuye a desarrollar modelos de negocio más eficientes y productivos y una fuerza laboral capaz de afrontar los retos de la economía actual. En los casos de productos o servicios particulares, la diferenciación positiva puede lograrse llevando una etiqueta con el sello de comercio justo8, cumpliendo con un estándar o logrando una certificación otorgada por entidades independientes, sobre todo cuando los productos o servicios de la competencia no llevan esta etiqueta o cumplen con este estándar o certificación. Desde luego, este aspecto cobra mayor importancia en mercados donde los compradores institucionales privados o públicos incluyen criterios éticos, sociales o ambientales en sus decisiones de compra.
inversión y derivados que centren su inversión en empresas sostenibles. El criterio de evaluación que sigue el DJSI comprende las dimensiones social, ambiental y económica. 6 Dow Jones Sustainability Indexes. “DJSI Monthly Update”, http://www.sustainability-index.com/, accesado en enero del 2005. 7 Domini Social Investments, Domini 400 Social Index, Sitio web de Domini Social Investment, http://www.domini.com/, accesado en mayo del 2004. 8 El comercio justo, está basado en el diálogo, transparencia y respeto orientado a lograr una mayor equidad en el comercio internacional. El comercio justo contribuye al desarrollo sostenible al ofrecer condiciones de comercio que permitan asegurar el respeto de los derechos de productores y trabajadores marginados.
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Mejora la administración del riesgo El uso de prácticas y herramientas de RSE como sistemas gerenciales de administración ambiental, balance scorecard sostenibles, códigos de conducta o guías de reporte, proveen una forma sistemática para identificar, anticipar y manejar el riesgo en la organización. El uso de este tipo de instrumentos permite por ejemplo identificar áreas débiles y emprender acciones correctivas, así como reducir la probabilidad de que la empresa sea sorprendida por su descuido en temas particulares de la RSE. Reducir la probabilidad de ocurrencia de riesgos potenciales constituye un avance significativo en la gestión del negocio, lo cual es percibido y valorado por los inversionistas y distintos grupos de interés. Con respecto al medio ambiente, no todos los gerentes comprenden la importancia de un buen desempeño en esta área, no sólo por los riesgos que pueden generarse de un comportamiento irresponsable, sino por los beneficios económicos reales que se pueden obtener. El riesgo ambiental en forma análoga al riesgo de pérdida de imagen y reputación, es asimétrico en cuanto a la percepción de los diversos públicos de interés. Asimismo, el manejo adecuado de estos riesgos ha mostrado ser de suma importancia para asegurar la sostenibilidad de las compañías en el largo plazo. Administrar adecuadamente los distintos riesgos puede convertirse en una fuente de ventaja competitiva a largo plazo. Por ejemplo, el riesgo ambiental puede afectar a las compañías en el mercado a través de pérdida de clientes, demandas judiciales que perjudiquen la imagen de la compañía, o en su desempeño financiero futuro a través de nuevas regulaciones que tengan incidencia en sus costos operativos. Genera operaciones más eficientes al estimular la innovación y el aprendizaje La incorporación de la RSE tiende a generar en los empleados de las empresas una nueva perspectiva. El hecho de introducir metas más rigurosas, restricciones, o información sobre adelantos logrados por la competencia en este terreno, promueve en los equipos responsables el desarrollo de un nuevo pensamiento. Este nuevo enfoque estimula al personal a imaginar nuevas soluciones o crear nuevos productos, servicios y procesos, que pueden resultar en alta eficiencia como por ejemplo menores usos de energía y recursos naturales, reducción de desperdicios, disminución de emisiones o producción de materiales reciclables para la venta. Por otro lado, cuando los competidores adoptan soluciones menos costosas pero no socialmente responsables, asumen de uno u otro modo, el mayor costo de tal decisión en el largo plazo. Las compañías deben tomar ventaja del nuevo desafío, explotando la innovación, así como buscando nuevas alternativas y soluciones. Los procesos de aprendizaje e innovación son favorecidos con el establecimiento en la empresa de sistemas o herramientas gerenciales de RSE, ya que éstos otorgan a la organización la disciplina necesaria para que los diferentes equipos de trabajo no dejen de lado aspectos relevantes, como por ejemplo evitar tomar en cuenta en el diseño de los productos el impacto ambiental de los desechos de post-consumo. El control y disciplina impuesta por estos sistemas permite asegurar que los procesos de aprendizaje sean más rápidos y en consecuencia catalicen también los procesos de innovación. Los procesos de innovación usualmente parten de la plataforma del conocimiento ya logrado. Bajo esta premisa los retos que impone la RSE pueden acelerar los procesos de aprendizaje y asimilación de los avances ya logrados a nivel interno o externo de la compañía.
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Otorga una licencia social para operar y permite evitar crisis debido a mala conducta Los procesos de privatización implementados en la mayoría de países en desarrollo han reducido el rol del gobierno como único responsable directo de asegurar el bienestar social, por lo que las empresas enfrentan hoy por hoy un rango más amplio de responsabilidad. Los negocios deben también reevaluar su rol como contribuyentes al mejoramiento de la calidad de vida de las comunidades donde operan, la conservación de los recursos naturales y el alivio de la pobreza. El desafío clave, particularmente para las compañías en países en vías de desarrollo es el cambio de la mentalidad de supervivencia y de la cultura que enfatiza ganancias de corto plazo a costa de valores, económicos, morales y sociales. Proveer productos y servicios de modo ético y responsable requiere una mentalidad diferente; un pensamiento que pone énfasis en ganarse la aceptación de los distintos públicos de interés, así como la aceptación y satisfacción de los consumidores en general. Por otro lado, ignorar la responsabilidad social puede ser muy costoso para las compañías, ya que pueden deteriorar su imagen, su participación de mercado y la confianza de instituciones financieras e inversionistas. En este contexto, la empresa debe considerar las percepciones que sobre su desempeño tienen los distintos públicos de interés, pues esto repercutirá en su desempeño económico. Marcas bien conocidas y grandes compañías son los primeros blancos para litigios por mala conducta en responsabilidad social y las consecuencias pueden ser enormes en términos de pérdida de participación de mercado o disminución de su capitalización bursátil. Un estudio realizado por Business & Society, en 1997, encontró que la irresponsabilidad social puede resultar en un efecto negativo sobre la rentabilidad de la compañía, especialmente cuando ésta es material para las primeras planas de los periódicos y medios en general9. Este estudio midió la reacción del mercado de acciones a 27 eventos de irresponsabilidad social o conducta ilegal, y encontró que las compañías involucradas en tales hechos sufrieron pérdidas significativas en el patrimonio de sus accionistas. Mejora la reputación y las marcas La marca y la fidelidad del cliente se tornan críticos en el contexto de una economía globalizada, cada vez más sensible al desempeño social, ético y ambiental de las firmas. La tendencia creciente de lo que se conoce como clientes éticos implica que cada vez más empresas y consumidores finales están comprando productos y servicios a compañías que actúan éticamente. Bajo estas condiciones, la reputación se hace central a todo el negocio y se convierte en un activo competitivo importante ya sea expresado en el valor de marca a escala internacional o la reputación de una tienda local. La buena reputación entre los públicos de interés puede ser más valiosa que la marca misma, porque es muchas veces más difícil e intensivo en tiempo, construir una buena reputación que desarrollar una marca particular. Estudios conducidos por Charles Fombrun, Director Ejecutivo del Reputation Institute, y por la Universidad de Oxford, entre otros han revelado que el valor de la reputación de una empresa puede superar en algunos casos el 40% de su valor de mercado total, al influir en variables clave como los productos que la gente compra, la atracción de empleados a la compañía, y la
Jeff Frooman, Socially Irresponsible Behaviour and Illegal Behaviour and Shareholder Wealth, Business and Society, Waltham, Massachusetts, 1997, Vol, 36, No. 3, p. 221-249.
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percepción de los inversionistas y analistas10. Como indica Alan Greenspan, Presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos11. “En el mundo de hoy, donde las ideas están crecientemente desplazando lo material en la producción de valor económico, la competencia por la reputación se convierte en una fuerza significativa que conduce e impulsa a nuestra economía hacia delante”. Asimismo, la disponibilidad y velocidad actual de la información, hace que las empresas se hayan vuelto mucho más vulnerables a la pérdida de reputación, lealtad de sus clientes e incluso pérdidas cuantiosas en su capitalización de mercado debido a conductas censurables. En este contexto en el que la imagen juega un rol decisivo, la reputación ha cobrado una importancia crucial para las compañías. Incrementa las ventas y la fidelidad del cliente Varias encuestas y estudios han concluido que hay un mercado creciente para los productos y servicios de compañías social y ambientalmente responsables12. Mientras que los negocios deben primero satisfacer los criterios tradicionales de los clientes –precio, calidad, apariencia, sabor, disponibilidad, seguridad y conveniencia– los estudios también muestran un creciente deseo de los consumidores de comprar con base en otros valores y criterios, como la no utilización de trabajo infantil, la protección del medio ambiente, la puesta en práctica del comercio justo, o la ayuda comunitaria que proporciona la empresa, entre otros. Los clientes empresariales y consumidores finales conscientes de la importancia de la RSE prefieren ser clientes fieles de compañías con buena reputación y que cuenten con algún tipo de certificación. La actitud de premiar a las empresas socialmente responsables a través de la compra de sus productos y servicios, y castigar a las que no lo son, mediante la no adquisición de los mismos, es sin duda una fuerza creciente en los mercados y quizá una de las más poderosas. Permite atraer y retener colaboradores de calidad La progresiva movilidad en el mercado laboral ha convertido la atracción y retención del recurso humano en una variable clave para el éxito de los negocios. Sobre este tema, las empresas con altos estándares de RSE están demostrado tener una mayor habilidad para atraer y retener el talento. Asimismo, la lealtad de los empleados disminuye los índices de rotación y los costos adjuntos de reclutamiento, selección y capacitación de nuevo personal. Las condiciones que ofrecen los empleadores en las áreas de salud y seguridad ocupacional, desarrollo profesional, gerencia participativa, remuneración, beneficios y aprendizaje organizacional, entre otros aspectos, constituyen elementos que no sólo esbozan el perfil del empleador, sino que también son evaluados por los empleados potenciales antes de decidir su vinculación o no a determinada organización. Un estudio conducido por The Work Foundation y The Future Foundation, encontró que el 20% de empleados encuestados prefieren laborar en empresas con una imagen de responsabilidad social positiva13. Asimismo, este estudio encontró una relación estadística significativa, entre la lealtad o permanencia
Charles Fombrun y Cees Van Riel, Fame and Fortune: How Successful Companies Build Winning Reputations (Financial Times Prentice Hall, Nueva York, 2003), p. 94, 201. 11 Alan Greenspan, Discurso de la Ceremonia de Graduación de la Promoción 1999 de la Universidad de Harvard, Cambridge, Massachusetts, 10 de junio de 1999. 12 Instituto del Banco Mundial, Introduction for Corporate Social Responsibility, Sitio web del Instituto del Banco Mundial, http://www.worldbank.org/, accesado en abril del 2004. 13 El estudio se basó en 1,050 entrevistas realizadas en el 2001 a adultos en actividad laboral.
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de los empleados en las empresas y el grado de avance de éstas en la utilización de prácticas de RSE. Mejora el clima organizacional y motiva al recurso humano Componentes de la RSE como la salud y seguridad ocupacional, beneficios laborales y las acciones que en general hace la empresa para mejorar sus impactos sociales y ambientales tienden a motivar a los empleados, fortalecer su sentido de pertenencia y en consencuencia a mejorar sus niveles de desempeño. Empleados motivados, que se sienten orgullosos de formar parte de las organizaciones que los emplean y de su contribución a la sociedad, comúnmente logran mayores niveles de productividad y permiten reducir costos en otros aspectos. Sobre el tema, un estudio de 15 grandes empleadores conducido por The Medstat Group y The American Productivity and Quality Center en 1996, encontró que los programas de beneficios en salud pueden además de incrementar la productividad, disminuir los costos relacionados con el ausentismo e incapacidad y las quejas por cuidado de salud en un 30%. Por otro lado, componentes de la RSE como la gerencia participativa, a través de acciones como la inclusión del personal en los procesos de definición de planes estratégicos, planes operativos, u otros, motiva a los colaboradores a realizar aportes –los cuales deben ser reconocidos o premiados–, brinda un sentido de pertenencia colectiva, y permite aprovechar sinergias producto del conocimiento y experiencia del recurso humano en su conjunto. Promueve nuevas oportunidades de negocios La comunicación abierta con los públicos de interés no sólo mejora la transparencia y credibilidad, sino que también abre nuevas oportunidades comerciales. Por ejemplo, la adopción de principios y estándares de RSE, está siendo la vía de acceso para que muchas pequeñas y medianas empresas puedan vender sus productos a compañías transnacionales que exigen estas condiciones como requisitos en sus transacciones Business to Business. La incorporación de la responsabilidad social les brinda además a las empresas oportunidades de acceso a redes empresariales que les pueden generar opciones de negocios, conocimiento y aprendizaje. Por ejemplo, pequeñas y medianas empresas pueden tener la oportunidad de obtener soporte técnico de multinacionales o grandes empresas locales que comparten los valores de RSE. Permite atraer y retener inversionistas y socios de calidad La demanda de capital para inversión es creciente y las compañías desde luego prefieren obtenerlo al menor costo posible. Los inversionistas están usualmente listos para pagar más por las compañías con las mejores prácticas empresariales y en consecuencia con mejor desempeño. Al mismo tiempo, los inversionistas están exigiendo condiciones más rigurosas para minimizar los riesgos, tales como buena gobernabilidad corporativa, transparencia y ética en los negocios, adecuados estándares laborales, buena gestión ambiental, entre otras prácticas empresariales responsables. Muchos países han sido capaces de atraer inversión extranjera ofreciendo mano de obra barata. Sin embargo, hay casos cuando este ahorro en costos fue logrado contratando mano de obra infantil o empleados que no cuentan con las condiciones básicas de salud y seguridad. Este ahorro en costos por tanto se convierte en un alto riesgo que puede afectar el valor de la empresa e incluso su permanencia misma en el mercado.
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Varias compañías multinacionales han empezado a apoyar a sus socios de negocio y proveedores a adoptar prácticas de RSE, reduciendo así el riesgo de daños a su imagen por estar vinculados a suplidores que contaminan el ambiente, que incluyen en su mano de obra a niños, o que no reconocen los beneficios legales de sus empleados. En el Reino Unido, The UK Ethical Trading Initiative14, por ejemplo, tiene por objetivo asegurar que los bienes sean suministrados por proveedores que en sus respectivos países, respeten los derechos humanos y provean condiciones de trabajo seguras. El crecimiento de la inversión socialmente responsable (ISR), provee a las compañías la oportunidad de acceder a recursos de capital adicionales al incorporar los temas de RSE en su estrategia de negocios. Los fondos de ISR, denominados también fondos éticos, más exitosos proveen a los inversionistas no sólo de retornos financieros muy similares y frecuentemente superiores a los retornos de las inversiones convencionales, sino también compensaciones sociales y ambientales que van más allá del retorno financiero15. Este tipo de inversionistas se enfocan en compañías rentables que a la vez hacen contribuciones positivas a la sociedad. Las listas de compra incluyen empresas con rendimientos superiores al promedio de su industria respectiva hasta la mejor de su clase en temas como relaciones con los colaboradores, prácticas ambientales, seguridad y calidad en los productos y servicios, proyección comunitaria, contribución al desarrollo de proveedores, entre otros. Brinda la oportunidad de apoyar al Gobierno y contribuir al fortalecimiento de las instituciones públicas Muchos gobiernos, principalmente de países desarrollados, dan incentivos financieros o tributarios para iniciativas de responsabilidad social como el desarrollo de tecnologías que sean ambientalmente amigables o que tengan un impacto en el desarrollo social del país. Las compañías que demuestran estar comprometidas en prácticas que satisfacen y van más allá del cumplimiento de la regulación, enfrentan costos menores de escrutinio por parte de los gobiernos y entidades fiscalizadoras, debido a que los procesos de regulación y control se hacen más fluidos y de modo colaborativo. Las relaciones favorables y fluidas de las empresas con este tipo de instituciones además de ahorrarles tiempo y esfuerzo, les ayuda a fortalecer su credibilidad y confianza ante sus públicos de interés. Alinearse con los temas de RSE provee la oportunidad de fortalecer la relación con el gobierno y líderes políticos, contribuyendo al desarrollo de políticas públicas o perfeccionamiento de las ya existentes. Asimismo, permite aportar sugerencias para mejorar la eficiencia de las instituciones públicas vinculadas a la actividad de la compañía, y participar en la solución de problemas de carácter social mediante el trabajo conjunto con los gobiernos en proyectos de educación, infraestructura, seguridad, vivienda u otros.
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Ethical Trading Initiative. About ETI, http://www.ethicaltrade.org/, Sitio web del Ethical Trading Initiative, accesado en febrero del 2005. 15 Algunos ejemplos de fondos de inversión socialmente responsables conocidos internacionalmente son Ariel Mutual Funds, Pax World Funds, Calvert Socially Responsible Funds, Domini Social Investment, Sustainable Asset Managemet (SAM) y Dexia Asset Management.
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Vínculo entre la estrategia de RSE y la estrategia del negocio Estudios preliminares de la Red de Conocimientos sobre Emprendimientos Sociales (SEKN16 por sus siglas en inglés), sugieren que las empresas con estrategias de RSE que tienen un foco claramente definido, documentado y alineado con la estrategia del negocio, logran un impacto mucho más positivo desde la perspectiva de beneficios competitivos, respecto a aquéllas que tienen una estrategia de RSE demasiado amplia, no documentada, y no acorde con la razón de ser del negocio en sí mismo. Varias de las empresas latinoamericanas analizadas en la red SEKN, así como las empresas líderes en RSE a nivel mundial, presentan una estrategia de responsabilidad social multienfoque en la que direccionan sus recursos a atender varios componentes de la RSE, lo cual hace mucho sentido debido a las diferentes instancias con las que interactúan: proveedores, clientes, inversionistas, comunidad, gobiernos, entre otros. Sin embargo, estas mismas empresas también se destacan por poner un mayor énfasis en determinada área o componente de la RSE el cual usualmente está alineado con la actividad del negocio en sí mismo. La evidencia empírica muestra que este tipo de acciones han resultado ser una práctica muy favorable a nivel estratégico, además de que facilitan a los líderes empresariales el logro de un mayor apoyo a nivel interno. Este argumento, además coincide con la conclusión a la que aborda el trabajo desarrollado por Mark Kramer y Michael Porter, en el que señalan que mientras más estrechamente relacionadas estén las acciones de RSE de una empresa con su estrategia de negocios, más efectiva será ésta en crear valor social y económico17. El caso de Toyota Motor Corporation, es un buen ejemplo para ilustrar la forma en que una estrategia de RSE vinculada directamente a la estrategia del negocio puede derivar en fuentes notables de ventaja competitiva. Toyota incorpora la administración ambiental como un componente crucial de su estrategia corporativa. Desde luego esta decisión hace mucho sentido, puesto que el desafío de sostenibilidad más importante de la industria automotriz es el cambio climático, por su significativa contribución a las emisiones de gases de efecto invernadero (CO2 principalmente). Debido a lo anterior, esta industria está sujeta a regulaciones exigentes en la mayoría de países y a la presión de distintos públicos de interés. Esto ha llevado a Toyota a implementar desde hace varios años una minuciosa administración ambiental en todas la etapas de la manufactura de los automoviles desde el diseño y desarrollo, abastecimiento, producción, logística, materiales de desecho y reciclaje. Durante el 2004, de acuerdo al ranking del Dow Jones Sustainability, Toyota continuó liderando la industria automotriz en sostenibilidad corporativa por segundo año consecutivo18. A nivel estratégico, la compañía ha alineado de modo exitoso su estrategia de expansión y su visión del 2010 Innovación en el futuro con su estrategia ambiental de largo plazo. Con esta claridad de su enfoque estratégico, la compañía continúa invirtiendo en tecnologías dirigidas a reducir el consumo de combustibles fósiles y buscar opciones de energía alternativas, como por ejemplo la puesta en el mercado de sus vehículos híbridos19.
Social Enterprise Knowledge Network. Red de conocimiento sobre emprendimientos sociales que surge en el año 2001, con el fin de abordar la necesidad de generar en la región latinoamericana capital intelectual sobre emprendimientos sociales. Actualmente, cuenta con la participación de 11 escuelas de negocios de América Latina, España y EE.UU, entre éstas Harvard Business School. 17 Michael Porter y Mark Kramer. The Competitive Advantage of Corporate Philanthropy (Harvard Business Review, Boston, 2002), p. 51. 18 Dow Jones Sustainability, Market Sector Leaders – DJSI World, http://www.sustainability-index.com/, accesado en marzo del 2005. 19 Vehículos que funcionan a base de un sistema mixto que combina la electricidad y la combustión tradicional.
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Si bien el tamaño corporativo de Toyota en términos de ventas totales es muy similar al de Ford e inferior al de General Motors, su capitalización de mercado es marcadamente superior, al punto que la suma de las capitalizaciones de mercado de sus competidores directos General Motors, Ford y Honda (US$93 billones) no alcanza el valor de mercado de Toyota (US$129 billones)20. Estas cifras demuestran la marcada preferencia y altas expectativas de los inversionistas sobre esta empresa en relación a sus competidores, al haberse convertido en el parámetro de referencia en eficiencia operativa y en ecoeficiencia de su industria. El líder mundial en la producción de software, Microsoft, desde 1983 apunta al desarrollo de proyectos que cierren la brecha digital en comunidades que se consideran en desventaja, meta social relacionada con su rubro de negocios principal. Dentro de los programas sociales de Microsoft sobresalen Partner in Learning y Unlimited Potential, realizados con los gobiernos de varios países, y los cuales tienen por finalidad que los niños y habitantes de áreas deprimidas puedan aprender utilizando tecnologías de información, a la vez de aumentar así sus destrezas informáticas21. Asimismo, la empresa española de servicios de correo MRW, enfoca la mayor parte de sus acciones de RSE no en donaciones sino en descuentos del servicio de correos que prestan –giro principal del negocio de la empresa– para discapacitados, personas de bajos recursos y organizaciones de ayuda social. Esto le ha generado publicidad gratuita a la empresa, fidelización de sus clientes actuales y atracción de nuevos clientes que comparten los valores de la empresa. La experiencia de algunas empresas en Latinoamérica, ofrece también buenos ejemplos de una visión mucho más estratégica de la RSE. El Grupo Abril de Brasil, cuyo giro de negocio es la edición, publicación y venta de revistas y periódicos, enfoca su acción social en la educación, área por definición vinculada a la razón de ser del grupo. Samarco, empresa minera brasilera, ha convertido el tema ambiental en una de sus dimensiones estratégicas principales, debido a la incidencia ambiental que tiene la industria extractiva de la cual forma parte. Siendo consistente con esta posición, Samarco se esfuerza por incrementar el número de sus certificaciones ambientales, así como por lograr cada vez un mayor reconocimiento de la comunidad y grupos de interés. La Central American Retail Holding Company (CARHCO), grupo que opera varias cadenas de supermercados en Centroamérica, pone especial cuidado dentro de su estrategia de RSE, en el desarrollo de proveedores, dentro de éstos pequeñas y medianas empresas. Para este fin, cuenta con un programa a través del cual brindan asesoría técnica, suministro de insumos, financiamiento, entre otras formas de apoyo. Esto le permite a CARHCO contribuir al desarrollo de pequeños y medianos empresarios, a la vez de lograr beneficios competitivos a través de una mayor diversidad y calidad de productos, así como tiempos de entrega oportunos. La Figura 2 muestra el efecto que pueden tener en la competitividad de las empresas, las combinaciones de una estrategia de RSE vinculada a la razón de ser del negocio, sumada a los aspectos que constituyen la estrategia central de la empresa como posicionamiento, eficiencia en costos, o diferenciación mediante la elaboración de productos y servicios únicos. La situación óptima o de mayor contribución a la competitividad se presenta en el cuadrante superior derecho. Esta área muestra la combinación del efecto positivo de una estrategia central del negocio fuerte y efectiva, más una estrategia de RSE adherida a esta estrategia central.
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Tomado de Finance Yahoo, Quotes & Info, http://finance.yahoo.com/, accesado en marzo del 2005. A agosto del 2004 habían 45 países en todo el mundo, beneficiados por el programa Unlimited Potential, a través de más de 300 Centros de Aprendizaje de Tecnología para la Comunidad (CTLC) impulsados por Microsoft y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo -PNUD.
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Desde luego, es de vital importancia que los elementos que forman parte de la estrategia central del negocio tengan también un impacto positivo en la competitividad del negocio, de lo contrario, aún con una estrategia de RSE fuertemente vinculada a la estrategia empresarial, no podrá obtenerse beneficios competitivos sustanciales. Figura 2: La RSE como parte de la estrategia del negocio y su efecto en la competitividad en el mediano y largo plazo.
Alta
Relación entre la estrategia de RSE y la estrategia central del negocio
Beneficios competitivos bajos a nulos
Beneficios competitivos altos
Beneficios competitivos nulos
Beneficios competitivos medios
Baja
Débil
Fuerte
Estrategia central del negocio
Fuente: Elaboración de los autores.
RSE, cadenas de valor y clusters
La difusión de la cultura de la responsabilidad empresarial ha permeado en las cadenas globales de valor a través de diferentes mecanismos, en los últimos años. El estudio Responsible Competitiveness, Corporate Responsibility Clusters in Action llama a estos mecanismos clusters de responsabilidad empresarial22. Los denominados clusters de responsabilidad empresarial deben ser entendidos como grupos interconectados enfocados en la mejora de la responsabilidad empresarial. Estos grupos incluyen al sector privado, las organizaciones laborales, la sociedad civil, y el sector público. El primer mecanismo denominado clusters retadores comúnmente es iniciado por las demandas o presiones de actores de la sociedad civil. Estos grupos están caracterizados por relaciones antagónicas entre los participantes, por lo que son frecuentemente confrontativos en su etapa inicial, como por ejemplo las campañas de finales de los noventa en contra de compañías como Royal Dutch Shell, Adidas y Monsanto, y anteriores como las campañas en contra de Nestlé y Unión Carbide. Los efectos de estas relaciones pueden tener incluso impacto en otras industrias como la
Simon Zadek, John Sabapathy, Helle Dossing y Tracey Swift. Responsible Competitiveness, Corporate Responsibility Clusters in Action (AccountAbility & The Copenhagen Centre, Londres, 2003), p. 24.
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campaña europea Clean Clothes Campaign (CCC), que aunque estuvo enfocada en los sectores de textiles y calzado ha fomentado una comunidad creciente de ONGs trabajando en temas de estándares laborales a lo largo de diferentes sectores y contextos. El segundo mecanismo llamado clusters moldeadores de mercado está representado por la acción de compañías líderes, que en muchos casos luego de emerger de experiencias de confrontación, responden con nuevas políticas y estrategias, frecuentemente apoyadas por nuevo personal y nuevos modelos de aprendizaje y cambio. Por ejemplo Novo Nordisk, compañía farmacéutica danesa, ha sido por varios años el líder reconocido del sector en tratar con la mayoría de temas de desempeño social y ambiental. Compañías como Adidas, Levi Strauss y Nike han tomado el liderazgo en tratar los temas de estándares laborales en sus cadenas globales de abastecimiento, y de este modo han permitido catalizar la puesta en marcha de acciones comparables por otras compañías en sus segmentos de mercado respectivos. Un aspecto clave para el éxito de estas iniciativas de liderazgo, aún en su etapa temprana, ha sido la amplitud de sus efectos en el mercado. El surgimiento de oportunidades de negocios para expertos, consultores y compañías de relaciones públicas capaces de comprender las realidades de la nueva agenda, ha sido crítico para el desarrollo de la responsabilidad empresarial e innovaciones en este campo. ONGs como New Economics Foundation han logrado reconocimiento internacional por sus “auditorías sociales”. Este desarrollo de redes de ONGs y cuerpos públicos ha servido no sólo para estimular nuevas acciones en las compañías, sino para legitimizar estas prácticas y abogar por ellas en otros sectores y lugares. Un tercer mecanismo denominado partnership clusters esta dado por las asociaciones y alianzas. La naturaleza de los bienes públicos tales como infraestructura, seguridad pública, redes de seguridad social y protección ambiental es tal que sus beneficios, debido a su carácter colectivo, no están limitados a aquéllos que pagan por éstos. Por lo tanto, los negocios que buscan de modo individual proporcionar bienestar público significativo como parte de su estrategia de negocios difícilmente lo lograrán, a menos que busquen asociarse a fin de lograr efectos multiplicadores y en consecuencia un mayor impacto social. Son literalmente miles las asociaciones multisectoriales que han emergido en años recientes las cuales tienen propósitos específicos diversos23. Muchas de estas asociaciones se enfocan en movilizar recursos entre los sectores, y otras se concentran en guiar el desempeño social, ambiental y económico de sus miembros. IBM, por ejemplo, ha combinado las habilidades del área de Investigación y Desarrollo con el conocimiento del área de Asuntos de la Comunidad para crear un proceso de innovación. Similarmente, el gigante de la venta al detalle en Reino Unido, Tesco, ha establecido asociaciones sectoriales cruzadas como un elemento central de su enfoque para el desarrollo de tiendas en las áreas de ingresos bajos a moderados. La iniciativa The Vietnam Business Links está diseñada para cambiar las prácticas laborales de la industria de calzado vietnamita, y la percepción de la comunidad internacional24. Asimismo, Social AccountAbility International, The Global Reporting Initiative y AccountAbility ilustran casos de desarrollo de estándares basados en asociaciones, que intentan tener un impacto trascendente en la comunidad empresarial. El cuarto mecanismo o clusters regulatorios comprende la gestación e implantación de políticas públicas enfocadas en estándares de responsabilidad empresarial y
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Nelson, J., y Simon Zadek, Partnership Alchemy: New Social Partnerships in Europe, www.copenhagencentre.org, The Copenhagen Centre, Copenhagen, 2000. Vietnam Business Links Initiative, página de internet www.vcci.com.vn/vbli/, accesada en mayo 2005.
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prácticas que promueven el desarrollo de ventajas competitivas25. Principalmente en los países desarrollados, los gobiernos en la mayoría de instancias están apoyando, facilitando y, en algunos casos mediando el desarrollo de las iniciativas de responsabilidad empresarial. Por ejemplo, el rol de apoyo del gobierno de los Estados Unidos a la Fair Labour Association, del gobierno Noruego en el área de comercio ético, y de la Comisión Europea a través de su apoyo a un amplio rango de iniciativas de responsabilidad social. Progresivamente el debate y la práctica se están traduciendo en regulaciones concretas, tales como la nueva legislación francesa sobre reportes de sostenibilidad, la iniciativa de etiquetado social del gobierno de Bélgica, y el requerimiento obligatorio del gobierno del Reino Unido para que los fondos de pensiones revelen sus políticas sociales y ambientales26. Los mecanismos antes descritos han venido proliferando en la cadena global de abastecimiento, principalmente en las últimas dos décadas y a su vez han estado ejerciendo distintos roles con un efecto importante en los mercados mundiales. Este proceso ha representado a su vez nuevos retos para los empresarios y para los gobiernos de los países desarrollados, habiéndo estos últimos actuado como facilitadores, y en varios casos establecido marcos regulatorios de apoyo, como se vio en el párrafo precedente. Por otro lado los países en desarrollo parecen enfrentar retos aún mayores en este campo –dado el rezago de éstos respecto a su avance en RSE. No obstante, los gobiernos de los países de América Latina, deben ver la promoción de las prácticas empresariales responsables como oportunidades para el sector empresarial de acceso a nuevos mercados, adopción de estándares y diferenciación en relación a competidores cercanos.
RSE y la plataforma competitiva nacional
El vínculo entre la RSE y la competitividad a escala de países o regiones, tiene su origen en los efectos de las acciones de RSE de una masa crítica de empresas, la cual trasciende a relaciones más complejas en las que intervienen distintos grupos de interés, en los llamados clusters de responsabilidad empresarial, hasta lograr en el mediano o largo plazo un impacto positivo en la plataforma de competitividad nacional a través del esfuerzo conjunto del sector privado, sector público y la sociedad civil. En este proceso juegan también un rol importante el diseño y operacionalización de estrategias de competitividad nacionales y políticas que involucren marcos regulatorios adecuados. En el caso de economías que son dominadas por un número relativamente pequeño de transnacionales o grandes firmas locales, con amplia “visibilidad”, las prácticas específicas de estas grandes empresas pueden impactar fácilmente en la competitividad nacional. Un ejemplo de esta situación se encuentra en algunos países productores de petróleo y otros recursos naturales. Igualmente esta definición aplica a un país como Finlandia, donde una sola compañía –Nokia– tiene un impacto trascendente sobre su economía. Asimismo, el fuerte liderazgo de compañías como Tata en India, Ayala en Las Filipinas, Eskom y South African Breweries en Sudáfrica, Ingenios Pantaleón en Guatemala, Intel en Costa Rica, o el grupo CARHCO en la región centroamericana, estimulan y conducen a otras compañías a adoptar la responsabilidad empresarial como parte de su filosofía de hacer negocios. Algunos factores de la economía contribuyen también al desarrollo de la cultura de la responsabilidad empresarial y a la competitividad en el nivel macro. Particularmente,
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Fox T. Ward H. y Howard B., Public Sector Roles in Strengthning Corporate Social Responsibility, IIED, Banco Mundial, Washington DC, 2002. 26 Cowe R., y J. Porritt, Government´s Business: Enabling Corporate Sustainability, Forum for the Future, Londres, 2002.
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redes poderosas de organizaciones de la sociedad civil, dirigidas por instituciones líderes tales como Oxfam, Transparency International o Greenpeace, conducen también a las empresas a desarrollar estrategias de negocio afinadas a las metas y principios de tales redes, lo cual luego influencia sus operaciones en otras partes del mundo. Por ejemplo, en la industria de la energía, el liderazgo asumido por BP y Royal Dutch Shell en la administración de temas sociales y ambientales, fue estimulado en buena parte por los desafíos impuestos a estas empresas por organizaciones de la sociedad civil. Las políticas públicas pueden también jugar un rol importante a fin de lograr una competitividad responsable a nivel de países y regiones, a través de regulaciones sobre apertura de información, soborno y corrupción, protección de los empleados o inversión ética. Por ejemplo, las compañías Danesas tienen una flexibilidad considerable en el mercado laboral, en parte por las generosas prestaciones sociales proveídas por el Gobierno Danés, lo cual a su vez es posible en gran medida por la escala de tributación que mantienen. Paralelamente, hay un número creciente de compañías que resaltan la necesidad de regulación como un medio para sancionar la irresponsabilidad empresarial de algunos competidores. Por ejemplo, un número cada vez mayor de compañías están exigiendo regulación para reducir la incidencia de los sobornos en el comercio internacional, uniformizar los parámetros bajo los cuales las emisiones de gases de efecto invernadero son cuantificadas, y exigir la publicación de reportes de sostenibilidad. El reto para la mayoría de países y en especial para los países en desarrollo, como es el caso de los países latinoamericanos, es desarrollar políticas públicas que estimulen las prácticas empresariales responsables y en consecuencia la competitividad de los negocios.
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El Índice de Competitividad Responsable 2003
El Reporte de Competitividad Global desarrollado por el Foro Económico Mundial, representa el mejor esfuerzo para medir la competitividad de las naciones realizado hasta el momento. Este reporte tradicionalmente se ha centrado en dos enfoques complementarios para medir la competitividad: a) El Índice de Competitividad del Crecimiento que analiza las perspectivas de crecimiento de un país en el mediano plazo, evaluando la calidad de sus estructuras macroeconómicas, tecnológicas, e instituciones públicas, y b). El Índice de Competitividad de Negocios que ofrece una medida de los fundamentos microeconómicos que definen el actual nivel de productividad y bienestar de un país con base en el grado de sofisticación de las operaciones y estrategia de las empresas, y en la calidad del clima nacional de negocios. No obstante, ninguno de estos dos índices logra capturar elementos de la responsabilidad empresarial como factores contribuyentes a la competitividad. En los años recientes, ha cobrado vigor el debate sobre el vínculo y relación de causalidad entre la responsabilidad empresarial y la competitividad a escala macro, apoyada en el argumento de que una economía productiva y sobre todo competitiva tiende a mejorar cuando las empresas empiezan a prestar atención a su desempeño social, económico y ambiental. En vista de que el Reporte de Competitividad Global no contempla esta relación y dado el fuerte interés internacional por medirla y explorar las condiciones del entorno nacional que permiten la práctica de la responsabilidad empresarial, así como las respuestas de las empresas a este entorno, es que en el 2003, AccountAbility y The Copenhagen Centre tomaron la tarea de desarrollar el primer intento de un índice de competitividad que incorporase una medida del grado de responsabilidad empresarial a escala nacional. Este índice permitiría además cuantificar la relación entre la responsabilidad empresarial y la competitividad internacional de una nación medida por su ingreso percápita. Es de este modo que surge el Índice de Competitividad Responsable (ICR). Componentes del Índice de Competitividad Responsable El punto de partida para el desarrollo del ICR fueron los tres componentes del Índice de Competitividad del Crecimiento, desarrollados por el Foro Económico Mundial (el subíndice de tecnología, el subíndice de instituciones públicas y el subíndice de entorno macroeconómico). A estos tres componentes se agregó el Índice Nacional de Responsabilidad Empresarial, en virtud del argumento de que la responsabilidad empresarial constituye también un elemento importante que contribuye a la competitividad de un país, al igual que el desarrollo tecnológico, la innovación, las estrategias empresariales, el capital humano, las instituciones públicas y la infraestructura, entre otros. Ver Figura 3 con los componentes del Índice de Competitividad Responsable.
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A continuación se presenta los pasos que se siguieron para construir el Índice de Competitividad Responsable: 1. Se desarrolló un Índice Nacional de Responsabilidad Empresarial, dirigido a medir las condiciones del entorno nacional que facilitan el desarrollo de la responsabilidad empresarial, y las respuestas de las compañías a este entorno. 2. Se consideró la relación entre esta medida y el desempeño económico. 3. Se incorporó el Índice Nacional de Responsabilidad Empresarial, como un componente adicional a los índices de competitividad ya existentes para formar el Índice de Competitividad Responsable. Figura 3: Componentes del Índice de Competitividad Responsable
Tecnología Tecnología
(subíndice) (subíndice)
+
Instituciones Instituciones públicas públicas
(subíndice) (subíndice)
+
Entorno Entorno macromacroeconómico económico
(subíndice) (subíndice)
+
Índice Índice Nacionalde Nacional de ResponsaResponsabilidad bilidad Empresarial Empresarial
=
Índice de Índice de Competitividad Competitividad Responsable Responsable (ICR) (ICR)
Desarrollados por el Foro Económico Mundial
(componentes del Índice de Competitividad del Crecimiento)
Desarrollado por AccountAbility y The Copenhagen Centre
Fuente: MacGillivray, Alex, John Sabapathy y Simon Zadek. Responsible Competitiveness Index 2003: Aligning corporate responsibility and the competitiveness of nations (AccountAbility & The Copenhagen Centre, Londres, 2003), p.22.
El Índice Nacional de Responsabilidad Empresarial AccountAbility y The Copenhagen Centre, realizaron un revisión cuidadosa de la literatura y convocaron a una serie de reuniones de expertos para hacer la selección de las variables a incluir en el Índice Nacional de Responsabilidad Empresarial (INRE). Fue un reto seleccionar variables para las que hubiera datos disponibles y a la vez: a) Que hicieran sentido a escala nacional más que a escala empresa. b) Que fueran aplicables a un amplio rango de economías y culturas de negocios más que un tópico atractivo para sólo unos pocos27. c) Que pudieran influenciar el desempeño económico en formas dinámicas, por ejemplo a través de la búsqueda de factores que impactaran sobre los negocios. Por ejemplo, siguiendo esta última condición no se incluyó la filantropía empresarial por su probable insignificancia relativa en el desempeño económico de los negocios. Como parte de esta revisión se consideró un amplio rango de indicadores que miden la competitividad –sobre la base del trabajo en este campo del Foro Económico Mundial–, e indicadores que miden los aspectos principales que forman parte de una conducta empresarial responsable28. En adición, se consideró la creciente literatura sobre desarrollo sostenible y competitividad.
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Por ejemplo, los reportes de sostenibilidad no se incluyeron como indicador porque debido a que actualmente ésta es una expresión de responsabilidad empresarial en pocos países y crea una fuerte tendencia hacia economías dominadas por grandes multinacionales. 28 AccountAbility por sí mismo está involucrado en varios de estos índices, incluyendo The Great Place to Work UK, y el Gradient Labour Standards index.
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De esta revisión, se definió siete amplios temas del entorno de una nación que se consideraron como los más relevantes para medir el grado de desarrollo de las prácticas de responsabilidad empresarial. Los siete componentes seleccionados fueron intensamente debatidos en grupos de trabajo de expertos internacionales. Desde luego, existen otras formas válidas para categorizar la responsabilidad empresarial, sin embargo el grupo de expertos concluyó que estos siete componentes representaban una base razonable para construir el INRE. A continuación se describen estos componentes: 1. Gobernabilidad corporativa: Los intentos recientes de medición de la gobernabilidad corporativa a nivel nacional sugieren una correlación positiva con la competitividad29. Asimismo, el Banco Mundial ha encontrado una fuerte correlación entre la gobernabilidad pública y el crecimiento. Este componente incluye indicadores referidos a la fortaleza de los estándares de auditoría y control, e independencia de las Juntas Directivas, entre otros. 2. Prácticas empresariales éticas: Investigaciones de Transparencia Internacional y el Foro Económico Mundial, entre otras, muestran que el nivel de corrupción pública está correlacionado con el crecimiento. La corrupción constituye un freno al desarrollo al generar efectos negativos como el surgimiento de la economía informal, la obtención de rentas económicas anormales y monopólicas por parte de una minoría, y desincentivos a la inversión local y extranjera, entre otros. Algunos indicadores de este componente son el índice de sobornos y la fortaleza de la ética empresarial. 3. Formulación de políticas progresivas: La experiencia sugiere que los lobbies de negocios pueden obtener ventajas estimulando regulación favorable y consistente con la creación de valor social, ambiental y económico. No obstante, se debe tener presente que los lobbies de negocios pueden también bloquear políticas sostenibles. En este componente se incluyen indicadores como la adherencia de los países al Protocolo de Kioto y el grado de adopción del Pacto Global de las Naciones Unidas por parte de la comunidad empresarial. 4. Desarrollo de capital humano: La experiencia de múltiples empresas evidencia que la capacitación y el entrenamiento de la fuerza de trabajo estimulan la productividad e innovación, mejorando en consencuencia el desempeño económico. En forma análoga, prácticas adecuadas de salud y seguridad ocupacional contribuyen a la satisfacción del personal y al aumento de su productividad. Algunos ejemplos de los indicadores que contempla esta categoría son el nivel de entrenamiento del personal, y número de accidentes laborales fatales por cada 100 mil empleados. 5. Compromiso con la sociedad civil: Las intereracciones con los ciudadanos, consumidores y ONGs pueden crear presión para la creación de nuevos productos y servicios (ej. Ethical Trading Initiative). Igualmente, ignorar la opinión pública puede resultar en un fracaso comercial. Este componente incluye indicadores como el grado de libertad cívica, y número de grupos de consumidores por cada 10 millones de personas, entre otros. 6. Contribución a las finanzas públicas: Niveles de impuestos y de gasto público elevados algunas veces son asumidos como no competitivos, sin embargo hay fuerte evidencia que el gasto público en educación es un contribuyente clave
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Por ejemplo Davis, Global Advisers Inc. 2002, Leading Corporate Governance Indicators.
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para la competitividad. El gasto público bien enfocado y apoyado por regímenes de impuestos adecuados puede contribuir a mejorar la plataforma de competitividad nacional. Algunos ejemplos de indicadores de este componente son el gasto público en educación como porcentaje del PIB y la carga tributaria de las empresas. 7. Administración ambiental: Hay datos para varios países que dan evidencias de que el desempeño ambiental en su conjunto está positivamente correlacionado con el crecimiento económico (ej. el índice de Sostenibilidad Ambiental de la Universidad de Columbia). La utilización de sistemas de gestión ambiental y el nivel de emisiones de gases de efecto invernadero por unidad de PIB, son algunos ejemplos de indicadores utilizados en esta categoría. Seleccionar para cada uno de estos siete componentes los indicadores más apropiados fue y continúa siendo una tarea difícil, ya que la información comparable sobre responsabilidad empresarial para un amplio rango de países es muy escasa. Sin embargo, el Foro Económico Mundial ofrece un bagaje de información importante. Su encuesta anual de opinión de expertos –Experts Opinion Survey (EOS)–, que incluye la opinión de gente de negocios en 79 países sobre un rango amplio de temas, ofrece bastante información relevante para los componentes antes señalados. Información proveniente de encuestas internacionales acreditadas ha sido también usada, como Environics y Transparencia Internacional, aunque la cobertura de países no es tan extensa. En el futuro será también deseable desarrollar un panel de expertos para hacer el ranking del desempeño nacional en áreas para las cuales no ha habido datos duros disponibles. Se ha tratado en la medida de lo posible de balancear datos suaves provenientes de encuestas con datos duros provenientes del Banco Mundial, la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo, las Naciones Unidas, la Organización Mundial del Comercio, Standard & Poors, Dow Jones y ONGs internacionales, tales como Transparencia Internacional y Freedom House. Cada vez más información relevante está disponible de tales fuentes para un amplio número de países, lo que permitirá mejorar la calidad y cobertura de los indicadores que componen el Índice de Competitividad Responsable en los siguientes años. La Tabla 1 muestra la selección de los 27 indicadores que constituyen la base para el cálculo del Índice Nacional de Responsabilidad Empresarial. Cada uno de los siete componentes del INRE contiene una canasta de tres a cinco indicadores que corresponden a datos duros y a encuestas provenientes de fuentes acreditadas. El lector debe tener presente que la metodología para el cálculo del Índice de Competitividad Responsable aquí presentada corresponde a la primera versión desarrollada en el 2003. Actualmente esta metodología se encuetra en proceso de revisión y mejora a cargo de AccountAbility y la Fundación Dom Cabral de Brasil. La nueva metodología será publicada junto con el lanzamiento del Índice de Competitividad Responsable 2005 programado para fines del 2005. Un resumen con los cambios que se está evaluando introducir en la nueva metodología se presentan en el Anexo 1. Si bien, podrían surgir ciertas observaciones en relación con algunos de los indicadores utilizados para la construcción del ICR, se debe tener presente que éste corresponde al primer intento, el cual se irá perfeccionando en los años venideros conforme se logre una mayor disponibilidad de información y afinamiento de los indicadores que lo componen.
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Tabla 1: Componentes e indicadores del Índice Nacional de Responsabilidad Empresarial (INRE)
· Índice de sobornos (datos de encuesta, Transparencia Internacional, no todos los países). · Medidas antidumping en contra de países / billones de US$ de exportaciones (datos duros WTO/Banco Mundial). · Costos de la corrupción para las empresas (datos de encuesta EOS). · Fortaleza de la ética empresarial (datos de encuesta EOS). · · · · ¿Son las ganancias ambientales adversas? (datos de encuesta EOS). Rigurosidad de los estándares de regulación (datos de encuesta EOS). Ratificación del protocolo de Kioto (datos duros del UN FCCC). Adherencia al Pacto Global de las Naciones Unidas (compañías por billón de Producto Nacional Bruto, datos duros de las Naciones Unidas).
Prácticas empresariales éticas
Formulación de políticas progresivas
Desarrollo de capital humano
· Accidentes fatales / 100,000 trabajadores (datos duros de la OIT, no todos los · Nivel de entrenamiento del personal (datos de encuesta EOS). · Legislación de protección a los empleados (datos duros de la OECD, no todos los países). · Índice de leyes relacionadas al empleo (datos duros del Banco Mundial). · Grado de libertad cívica (datos duros de la organización Freedom House). · Número de grupos de consumidores por 10 millones de personas (datos duros de Consumers International). · Confianza pública en los negocios (datos de encuesta Environics, no todos los países). · Sofisticación de los consumidores (datos de encuesta EOS). · Orientación hacia los consumidores de las compañías (datos de encuesta EOS). · Carga tributaria de las empresas (datos duros del Foro Económico Mundial / OECD).
Compromiso con la sociedad civil
Contribución a las finanzas públicas
· Frecuencia de pagos irregulares en la recaudación de impuestos (datos de encuesta EOS). · Gasto público en educación como porcentaje del gasto público total y el Producto Nacional Bruto (datos duros de las Naciones Unidas). · Cumplimiento con las regulaciones ambientales (datos de encuesta EOS). · Utilización de sistemas de gestión ambiental (datos de encuesta EOS). · Emisiones de dióxido de carbono por unidad de PIB (datos duros del International Energy Institute). · Número de compañías incluidas en el Dow Jones Sustainability Index como porcentaje del total de compañías listadas (datos duros del DJSI/ Banco Mundial).
Administración ambiental
- EOS : Expert Opinion Survey (Encuestas de Opinión de Expertos del Foro Económico Mundial). - WTO : World Trade Organization (Organización Mundial del Comercio). - UN FCCC : United Nations Framework Convention on Climate Changes. (Convención marco de las Naciones Unidas sobre el cambio climático). - OIT : Organización Internacional del Trabajo. - OECD : Organization for Economic Cooperation and Development (Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo). Fuente: MacGillivray, Alex, John Sabapathy y Simon Zadek. Responsible Competitiveness Index 2003: Aligning corporate responsibility and the competitiveness of nations, (AccountAbility & The Copenhagen Centre, Londres, 2003), p.26.
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Resultados del Índice Nacional de Responsabilidad Empresarial y del Índice de Competitividad Responsable Los resultados del Índice Nacional de Responsabilidad Empresarial, obtenidos para una muestra total de 62 países, presentan a Finlandia como el país líder en proveer el ambiente nacional más propicio y respuestas empresariales más adecuadas en el terreno de la RSE, seguido de Suiza, los países escandinavos y los países de europa del norte. El Japón, Estados Unidos y los tigres del sudeste asiático están ubicados al medio, cercanamente seguidos por algunas de las economías en desarrollo más dinámicas como Chile, Sudáfrica, India y Brasil. Los países del este europeo están ligeramente delante de algunos de los países en desarrollo más pobres como Vietnam y Bolivia. El desempeño de China y Rusia es relativamente bajo y cercano a algunos de los países en desarrollo con ingresos percápita más bajos como Nigeria, Indonesia, y Honduras. Ver Tabla 2 para mayor detalle. Por su parte, los resultados del Índice de Competitividad Responsable, muestran a varios países, notablemente Estados Unidos, con un significativo “déficit de responsabilidad”30, lo cual sugiere que este grupo de países tiene una desventaja competitiva implícita que no aparece en las medidas tradicionales de competitividad nacional. Otros países, como China, Corea y Japón, también presentan un déficit de responsabilidad superior al cinco por ciento, lo que sugiere que su competitividad y crecimiento económico podría verse afectada en caso de no emprender acciones correctivas en este campo. Ver Tabla 3 para mayor detalle.
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El déficit o superávit de responsabilidad resulta del cociente del Índice de Competitividad Responsable entre el Índice de Competitividad del Crecimiento, menos uno.
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Tabla 2: Resultados del Índice Nacional de Responsabilidad Empresarial 2003.
Formulación de políticas progresivas (0-100) Prácticas empresariales éticas (0-100) Índice Nacional de Responsabilidad Empresarial 2003 (0-100, promedio simple) 78.0 75.8 74.7 73.9 73.9 69.5 69.0 68.9 68.5 68.1 67.9 66.2 65.5 65.2 64.8 64.1 62.6 62.2 60.4 60.4 60.2 60.0 59.4 58.4 58.3 58.1 58.0 57.3 56.8 56.0 56.0 55.9 53.9 53.9 53.4 52.7 52.5 52.3 51.9 51.8 51.6 50.9 50.7 49.1 48.7 48.6 48.3 48.2 47.8 47.5 47.0 46.9 46.0 44.5 43.9 43.9 43.0 42.2 41.4 39.0 39.0 38.2 Desarrollo de capital humano (0-100) Compromiso con la sociedad civil (0-100) Índice de Competitividad del Crecimiento (FEM 2002) 82.0% 76.6% 77.1% 74.7% 74.9% 71.9% 73.9% 71.9% 70.4% 76.6% 68.7% 72.3% 69.7% 69.4% 66.0% 75.3% 57.1% 59.9% 70.4% 61.6% 69.6% 72.6% 84.7% 67.1% 64.6% 77.4% 61.7% 78.6% 70.4% 69.9% 55.3% 63.9% 58.4% 58.7% 57.6% 55.1% 55.1% 52.3% 60.9% 56.9% 69.9% 59.9% 51.9% 42.3% 61.7% 47.3% 44.6% 45.7% 62.4% 55.0% 44.9% 53.7% 51.3% 56.6% 42.7% 45.3% 52.0% 42.6% 44.7% 48.0% 47.9% 35.3% Contribución a las finanzas públicas (0-100)
Gobernabilidad Corporativa (0-100)
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 38 39 40 41 42 43 44 45 46 47 48 49 50 51 52 53 54 55 56 57 58 59 60 61 62
Finlandia Suiza Suecia Dinamarca Noruega Holanda Reino Unido Nueva Zelanda Austria Australia Bélgica Alemania España Irlanda Francia Canadá Panamá Costa Rica Israel Italia Portugal Japón Estados Unidos Malasia Tailandia Singapur Grecia Taiwan Hong Kong Chile Perú Sudáfrica Brasil México India Colombia Marruecos Argentina República Checa Polonia Corea Uruguay Vietnam Bolivia Trinidad y Tobago Turquía Bangladesh Guatemala China El Salvador Paraguay Jamaica Rumania República Dominicana Nicaragua Nigeria Rusia Honduras Ecuador Indonesia Venezuela Haití
71 67 74 67 67 69 82 69 65 71 65 68 60 62 68 67 51 54 65 61 56 52 66 58 56 64 49 60 56 60 52 65 53 49 51 50 53 47 50 54 55 53 47 42 57 49 42 46 49 51 44 57 47 51 41 57 50 44 46 46 45 40
98 89 89 96 92 85 84 93 87 91 81 78 70 88 76 85 71 75 71 66 70 69 77 62 51 67 76 48 73 58 72 50 48 54 52 57 58 55 54 53 52 72 68 65 58 57 62 63 55 61 52 65 36 36 56 54 57 55 54 39 51 54
70 78 74 74 70 57 67 61 65 49 62 66 82 59 67 65 73 56 42 60 46 55 44 54 56 39 55 49 49 60 46 50 62 49 48 44 47 46 45 54 53 47 44 42 48 42 39 44 42 43 65 44 49 43 43 27 32 40 42 30 24 20
76 76 78 82 77 75 71 82 75 77 76 66 72 62 75 72 70 68 79 68 70 66 74 77 75 73 62 60 54 60 68 77 51 74 61 66 72 62 60 59 63 66 53 61 68 57 57 53 61 56 54 67 52 53 56 40 67 51 46 42 57 48
86 78 62 71 76 68 54 78 69 86 79 49 52 70 44 57 70 61 67 46 62 44 53 57 62 50 57 66 53 50 47 57 42 47 59 44 43 55 57 54 45 22 39 46 22 37 42 34 29 15 12 22 49 22 13 43 29 12 12 41 13 9
73 65 71 65 72 74 58 57 68 57 65 75 72 64 68 56 63 70 55 70 76 72 54 60 64 65 72 72 60 62 63 50 67 63 59 60 51 58 62 58 52 52 60 53 70 62 54 57 60 66 58 50 59 63 59 49 58 51 53 39 60 55
Fuente: Información suministrada por AccountAbility.
Administración ambiental (0-100) 72 79 75 62 64 60 67 43 50 45 47 62 50 53 56 46 41 52 44 53 42 61 47 42 44 49 36 45 52 42 43 42 53 41 44 48 43 42 35 29 42 45 43 35 16 36 42 41 38 41 45 23 30 44 40 38 8 41 38 35 22 40
28
Tabla 3 : Resultados del Índice de Competitividad Responsable 2003.
Excedente o déficit de Responsabilidad
-1.6% 0.5% -9.2% -1.5% 0.5% 0.7% -2.6% -3.8% -0.4% -3.1% 1.2% 0.3% -8.5% -1.6% 0.7% 0.9% -2.0% 0.1% -1.5% -5.7% -3.4% -4.6% -5.0% 0.3% -6.5% -3.2% -2.4% 0.9% -3.2% -1.5% 0.9% -5.8% -3.7% 2.5% -5.3% -3.7% -2.0% -2.0% -1.9% -2.3% 0.4% -1.0% -1.0% -5.2% -3.4% 0.0% -3.2% -0.6% -2.6% -4.4% 0.7% 1.5% -4.6% -4.6% 2.1% 1.2% -0.9% 4.1% -1.8% 0.5% -0.2% 2.2%
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 38 39 40 41 42 43 44 45 46 47 48 49 50 51 52 53 54 55 56 57 58 59 60 61 62
Finlandia Suiza Estados Unidos Australia Noruega Dinamarca Suecia Singapur Reino Unido Canadá Nueva Zelanda Holanda Taiwan Alemania Austria Irlanda Hong Kong Bélgica España Japón Portugal Israel Chile Francia Corea Malasia Tailandia Italia Sudáfrica Grecia Costa Rica China Rep. Checa Panamá Trinidad y Tobago Uruguay México Brasil India Polonia Perú Colombia Marruecos Rep. Dominicana El Salvador Argentina Jamaica Vietnam Rumanía Rusia Turquía Guatemala Indonesia Venezuela Bangladesh Paraguay Nigeria Bolivia Ecuador Nicaragua Honduras Haití
78.0% 75.8% 59.4% 68.1% 73.9% 73.9% 74.7% 58.1% 69.0% 64.1% 68.9% 69.5% 57.3% 66.2% 68.5% 65.2% 56.8% 67.9% 65.5% 60.0% 60.2% 60.4% 56.0% 64.8% 51.6% 58.4% 58.3% 60.4% 55.9% 58.0% 62.2% 47.8% 51.9% 62.6% 48.7% 50.9% 53.9% 53.9% 53.4% 51.8% 56.0% 52.7% 52.5% 44.5% 47.5% 52.3% 46.9% 50.7% 46.0% 43.0% 48.6% 48.2% 39.0% 39.0% 48.3% 47.0% 43.9% 49.1% 41.4% 43.9% 42.2% 38.2%
83.3% 74.1% 90.9% 72.1% 71.9% 71.9% 82.4% 69.9% 70.1% 73.3% 65.3% 68.9% 83.9% 70.6% 66.9% 62.9% 62.4% 67.6% 66.9% 76.3% 70.1% 73.7% 62.1% 63.7% 69.6% 66.0% 57.7% 58.3% 58.7% 63.0% 59.0% 49.3% 68.7% 54.6% 57.0% 54.0% 54.9% 61.4% 50.7% 60.1% 49.0% 50.4% 49.6% 54.7% 43.1% 56.9% 55.0% 43.4% 51.4% 46.1% 51.7% 40.0% 46.7% 52.0% 37.1% 38.3% 42.0% 38.0% 42.7% 40.3% 37.9% 26.1%
94.3% 86.7% 82.3% 89.0% 84.1% 92.9% 83.0% 88.1% 88.4% 85.7% 90.3% 85.0% 75.0% 83.6% 84.3% 82.3% 84.0% 76.6% 75.0% 75.3% 78.6% 82.3% 80.3% 73.6% 70.9% 70.6% 66.9% 67.3% 70.4% 64.7% 61.9% 66.9% 60.0% 58.0% 65.1% 79.1% 57.0% 63.6% 56.6% 54.7% 60.6% 58.6% 57.9% 56.1% 60.6% 48.3% 59.7% 52.1% 48.3% 49.3% 50.3% 42.6% 41.4% 43.9% 36.6% 44.1% 41.3% 44.7% 42.6% 50.0% 41.9% 30.1%
67.1% 71.4% 75.1% 72.6% 71.3% 62.1% 60.4% 81.7% 67.0% 68.7% 66.6% 65.0% 71.4% 64.1% 63.9% 69.7% 72.9% 62.9% 67.1% 62.3% 60.0% 52.3% 67.3% 62.7% 69.4% 64.7% 69.3% 62.7% 62.3% 57.4% 58.6% 71.1% 53.9% 59.0% 63.0% 46.6% 64.3% 50.1% 65.3% 55.7% 56.4% 56.4% 58.1% 59.1% 61.3% 51.7% 46.4% 60.1% 54.1% 60.4% 40.0% 54.7% 56.0% 47.9% 60.1% 52.1% 52.4% 44.3% 49.0% 37.6% 48.0% 49.7%
80.7% 77.0% 76.9% 75.5% 75.3% 75.2% 75.1% 74.5% 73.6% 73.0% 72.8% 72.1% 71.9% 71.1% 70.9% 70.0% 69.0% 68.8% 68.6% 68.5% 67.2% 67.2% 66.4% 66.2% 65.4% 64.9% 63.1% 62.2% 61.8% 60.8% 60.4% 58.8% 58.6% 58.6% 58.5% 57.7% 57.5% 57.3% 56.5% 55.6% 55.5% 54.5% 54.5% 53.6% 53.1% 52.3% 52.0% 51.6% 50.0% 49.7% 47.7% 46.4% 45.8% 45.7% 45.5% 45.4% 44.9% 44.0% 43.9% 42.9% 42.5% 36.1%
82.0% 76.6% 84.7% 76.6% 74.9% 74.7% 77.1% 77.4% 73.9% 75.3% 71.9% 71.9% 78.6% 72.3% 70.4% 69.4% 70.4% 68.7% 69.7% 72.6% 69.6% 70.4% 69.9% 66.0% 69.9% 67.1% 64.6% 61.6% 63.9% 61.7% 59.9% 62.4% 60.9% 57.1% 61.7% 59.9% 58.7% 58.4% 57.6% 56.9% 55.3% 55.1% 55.1% 56.6% 55.0% 52.3% 53.7% 51.9% 51.3% 52.0% 47.3% 45.7% 48.0% 47.9% 44.6% 44.9% 45.3% 42.3% 44.7% 42.7% 42.6% 35.3%
25,540 31,250 35,080 26,980 35,840 29,450 25,080 23,090 25,870 28,070 20,020 27,470 22,559 26,220 28,240 28,040 26,810 27,350 20,460 26,070 17,350 19,867 9,180 26,180 16,480 8,280 6,680 25,320 9,870 18,240 8,260 4,390 14,500 5,870 9,000 7,710 8,540 7,250 2,570 10,130 4,800 5,870 3,890 6,270 4,790 9,930 3,680 2,240 6,290 7,820 6,120 3,880 2,990 5,220 1,720 4,590 780 2,300 3,340 2,350 2,540 1,610
Fuente: Información suministrada por AccountAbility.
PNB percápita 2002 (PPP)
Índice de Competitividad del Crecimiento (FEM 2002)
Índice Nacional de Responsabilidad Empresarial 2003
Índice de Competitividad Responsable 2003
Subíndice Macroeconómico (FEM 2002)
Subíndice de Tecnología (FEM 2002)
Subíndice de Instituciones públicas (FEM 2002)
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Análisis de los resultados para los países de América Latina La muestra para el cálculo del índice presentada en este documento incluye 21 países de América Latina. Además del análisis de los países de la región, es de especial importancia el análisis del desempeño de las naciones que actualmente compiten o son competidoras potenciales de los países latinoamericanos, en industrias distintas, como por ejemplo China, India, Corea, y Taiwán, entre otros, con la finalidad de identificar las debilidades y oportunidades de la región frente a sus competidores cercanos. El Índice Nacional de Responsabilidad Empresarial (INRE) Si dividimos la muestra total de países en tres, encontramos sólo a dos países latinoamericanos en el tercio superior, éstos son Panamá y Costa Rica. No obstante, existe aún una notable distancia entre los dos líderes regionales y los líderes mundiales: Finlandia, Suiza, Suecia, y otros países del occidente europeo que figuran en las primeras posiciones. Las diferencias se derivan principalmente por mayores logros de los líderes mundiales en temas de gobernabilidad corporativa, prácticas anti-corrupción, gestión ambiental, desarrollo de capital humano y compromiso con la sociedad civil. Desde luego esta brecha crece aún más en los países más pobres de la región como son Haití, Nicaragua y Honduras. Ver Figura 4. Los resultados del INRE en el caso particular de los países de América Latina, presentan tres grupos claros. El primer grupo como se indicó en el párrafo anterior formado por Panamá en la posición 17 y Costa Rica en la posición 18. Un grupo intermedio conformado por los países latinoamericanos que figuran en el segundo tercio del total de la muestra y que presentan cierto grado de avance en los componentes de responsabilidad medidos. Estos países son Chile, ubicado en la posición 30, Perú (31), Brasil (33), México (34), Colombia (36) y Argentina (38). En el tercer grupo –que corresponde al tercio de la muestra con menor desempeño– aparecen la mayoría de países de la región (13 de los 21 países latinoamericanos incluidos), en este tercer grupo los que presentan el desempeño más pobre son Nicaragua (55), Honduras (58), Ecuador (59), Venezuela (61) y Haití (62). Ver Figura 5. Cuando se realiza el análisis separado para cada uno de los siete componentes del INRE se obtiene líderes regionales distintos para cada rubro. Por ejemplo, en el componente de gobernabilidad corporativa el líder para América Latina es Chile, con un puntaje de 60/100, en prácticas empresariales éticas es Costa Rica (75/100), en el compromiso con la sociedad civil es Panamá (70/100), en la construcción de capital humano es Costa Rica (70/100), y en administración ambiental es Brasil (53/100), seguido cercanamente por Costa Rica (52/100). Sin embargo, son Panamá y Costa Rica los países que presentan el mejor desempeño promedio en todos los componentes del INRE, lo que subraya la importancia de la regularidad del desempeño en todos los elementos medidos, más que liderazgos aislados en categorías particulares. El proceso de identificación y análisis detallado para cada país de la región de los factores puntuales que están determinando su grado de avance o rezago en el terreno de la responsabilidad empresarial –condición base para la implementación de acciones correctivas que incluso podrían tomar la forma de políticas públicas– exige observar de modo más agudo los puntajes obtenidos. Con esta finalidad resulta esencial analizar los resultados de los 27 indicadores que componen el índice (ver Tabla 1 con el detalle de éstos indicadores). Si bien no es el propósito de este
30
documento hacer un análisis minucioso de los resultados para cada país, a continuación se mencionan algunos de los puntos más sobresalientes. Por ejemplo, Nicaragua, Honduras, Ecuador y Haití, son los países que presentan los puntajes más bajos del total en el componente específico de compromiso con la sociedad civil (inferiores a 13/100), lo cual evidencia la necesidad de emprender acciones correctivas sobre los aspectos subyacentes a los indicadores que forman este componente, estos indicadores son: el grado de libertad cívica, el número de asociaciones de consumidores por cada 10 millones de habitantes, la confianza pública en los negocios, la sofisticación de los consumidores y la orientación de las compañías hacia los consumidores. En forma análoga, en el componente de gobernabilidad corporativa, aparecen en las últimas posiciones de la tabla Venezuela, Paraguay, Honduras, Bolivia, Nicaragua y Haití, lo cual señala la necesidad de ajustes y cambios en los aspectos implícitos a los tres indicadores base de este componente: el grado de transparencia y confidencialidad, la fortaleza de los estándares de contabilidad y auditoría, y el nivel de independencia de las juntas directivas. Finalmente, los resultados generales revelan que existe una relación importante entre el INRE y la productividad de un país medida a través de su ingreso percápita (R2 = 0.68). Ésto sugiere que los países que generen las condiciones necesarias para que el sector privado extienda la definición original de creación de valor más allá del ámbito meramente económico, incorporando las dimensiones social y ambiental, resultarán también ser más competitivos. Figura 4: Relación entre el Índice Nacional de Responsabilidad Empresarial (INRE) y el Producto Nacional Bruto (PNB) percápita
40,000
EEUU Noruega
35,000 30,000 PNB percápita 2002 (PPP)
R2 = 0.6889
Suiza Canadá Hong Kong Dinamarca Holanda Francia Taiw an Suecia Nueva Zelanda Portugal Finlandia
25,000 20,000
Corea Israel
15,000 10,000 5,000 0.0% 10.0% 20.0%
Rep. Checa
Argentina
Chile
Uruguay México Costa Rica Rusia Brasil El Salvador Panamá Venezuela Colombia Ecuador Guatemala Perú Honduras Bolivia Nicaragua Haití
30.0%
40.0%
50.0%
60.0%
70.0%
80.0%
90.0%
Índice Nacional de Responsabilidad Empresarial 2003
Fuente: Elaboración de los autores, con base en información suministrada por AccountAbility.
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Figura 5: Los países de América Latina y sus niveles de avance en RSE
12,000
Tercio inferior Tercio intermedio Tercio superior
10,000
Argentina Trinidad y Tobago Uruguay Chile México Brasil Colombia Perú Panamá Costa Rica
PNB percápita 2002 (PPP)
8,000
República Dominica Venezuela El Salvador Paraguay Guatemala Ecuador Jamaica Honduras Nicaragua Bolivia
6,000
4,000
2,000
Haití
35.0% 52.0%
60.0%
69.0%
Índice Nacional de Responsabilidad Empresarial 2003
Fuente: Elaboración de los autores, con base en información suministrada por AccountAbility.
Índice de Competitividad Responsable (ICR) La relación existente entre el Índice de Competitividad Responsable y el Producto Nacional Bruto percápita para la muestra analizada (R2 = 0.79) es superior a la relación entre el Índice de Competitividad del Crecimiento y el Producto Nacional Bruto percápita (R2 = 0.74). Esto sugiere que el Índice Nacional de Responsabilidad Empresarial, como cuarto componente, adicionado a las variables de tecnología, instituciones públicas y entorno macroeconómico, es una variable significativa puesto que mejora el coeficiente de correlacion de la regresión. Dicho de otro modo, existe una relación significativa entre el grado de desarrollo de la responsabilidad empresarial de un país y el nivel de competitividad del mismo. Ver Figuras 6 y 7. En América Latina, Chile es el mejor ubicado de la región en el Índice de Competitividad Responsable (23), no obstante aparece en el tercio intermedio del total de países que conforman la muestra. Seguidamente, se ubican Costa Rica (31), Panamá (34), Trinidad y Tobago (35), Uruguay (36), México (37), Brasil (38) y Perú (41). En el tercio inferior del total de la muestra aparece Colombia (42), República Dominicana (43), El Salvador (44), Argentina (45) y Jamaica (46), mientras en el grupo con el desempeño más bajo, a partir de la posición 51, figuran ocho países latinoamericanos: Guatemala, Venezuela, Paraguay, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Honduras y Haití. Ver Figura 9. Los resultados del Índice de Competitividad Responsable, muestran a algunos países de la región con un déficit de responsabilidad superior al 4%, entre éstos Chile, República Dominicana y Venezuela, lo cual sugiere que este grupo de países tiene una desventaja competitiva subyacente, no reflejada en las medidas tradicionales de competitividad nacional. Por ejemplo Chile, si bien figura como líder regional en el Índice de Competitividad Responsable (ubicado en la posición 23), en el INRE aparece en la posición 30, luego de Panamá y Costa Rica. En otras palabras, el
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desempeño superior de Chile en los otros componentes del ICR, que son los subíndices de tecnología, instituciones públicas y entorno macroeconómico, parece no estar siendo acompañado por un desempeño en el terreno de la responsabilidad empresarial de la misma magnitud. Países que compiten en varios rubros con los países latinoamericanos como Corea ubicado en la posición 25 del ICR, Malasia (26) y China (32), presentan déficits de responsabilidad notables de 6.5%, 3.2% y 5.8% respectivamente. Estos déficits de responsabilidad en un mundo cada vez más globalizado y comprometido con el desarrollo sostenible representan desventajas competitivas; y al mismo tiempo ofrecen oportunidades interesantes a los países latinoamericanos para obtener diferencial competitivo. De hecho, algunas de la ventajas comparativas de China y de otros países asiáticos están basadas en la sobre-explotación del hombre y de la naturaleza, por lo que la diferenciación de los países de la región en estos aspectos podría significar una fuente de ventaja competitiva importante. Sin embargo, en vista de las realidades sociales de América Latina, señalar con el dedo la falta de respeto de los derechos de los trabajadores en China, como la prohibición de sindicatos independientes y la sistemática represión contra los representantes de asalariados autónomos, suena un poco vacía, si antes no se trabaja para crear entornos nacionales que promuevan el desarrollo de estándares laborales internacionales y prácticas de responsabilidad empresarial acordes con el consenso global31. En este sentido, mecanismos internacionales que velen por el respeto de las normas laborales básicas son eslabones faltantes importantes en la regulación de una economía mundial cada día más globalizada.
31
Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL), página de Internet del CIOSL, http://www.icftu.org/, 2004.
33
Figura 6: Relación entre el Índice de Competitividad del Crecimiento y el Producto Nacional Bruto percápita
40,000
Noruega EEUU
35,000
R2 = 0.7492
30,000
Austria Francia
Suiza Dinamarca Finlandia
PNB percápita 2002
25,000 20,000 15,000 10,000 5,000 0.0% 10.0% 20.0% 30.0% 40.0% 50.0%
Italia España Grecia Rep.Checa Portugal Corea
Suecia Singapur Nueva Zelanda
Chile Argentina México Costa Rica Brasil Perú Uruguay Tailandia Ecuador Panamá China Honduras Guatemala El Salvador Nicaragua Colombia Haití Bolivia
60.0%
70.0%
80.0%
90.0%
Índice de Competitividad del Crecimiento 2002
Fuente: Elaboración de los autores, con base en información del Reporte de Competitividad Global 2003-2004.
Figura 7: Relación entre el Índice de Competitividad Responsable 2003 y el Producto Nacional Bruto percápita
40,000
Noruega
2
35,000
R = 0.7908
Suiza
EEUU
30,000
PNB percápita 2002 (PPP)
Dinamarca Irlanda Australia Finlandia Japón España Suecia Taiw an Nueva Zelanda Portugal
25,000
20,000
Grecia Rep.Checa Corea
15,000
10,000
Argentina Rusia Turquía
México
Chile
5,000
Costa Rica Brasil Colombia Perú Panamá Guatemala China Honduras Ecuador El Salvador Nicaragua Bolivia Haití
0.0% 10.0% 20.0% 30.0%
40.0%
50.0%
60.0%
70.0%
80.0%
90.0%
Índice de Competitividad Responsable 2003
Fuente: Elaboración de los autores, con base en información suministrada por AccountAbility.
34
Si se analiza los resultados del INRE y del Índice de Competitividad del Crecimiento (ICC), se encuentra que 10 de los 21 países latinoamericanos incluidos se ubican en el tercio inferior de la muestra total, con desempeños pobres en responsabilidad empresarial y en los subíndices de tecnología, instituciones y entorno macroeconómico que conforman el ICC (ver Figura 8). Por otro lado en el ICC destaca Chile como el único país ubicado en el tercio superior de la muestra total, seguido en el tercio intermedio, por Trinidad y Tobago, Costa Rica, Uruguay, México, Brasil, Panamá y República Dominicana. Por su parte, México y Brasil son los únicos países de la región que aparecen en el tercio intermedio tanto por su desempeño en RSE como por su desempeño en las otras variables de competitividad. Esta situación refleja que el grado de desarrollo de la RSE en México y Brasil parece ir al mismo ritmo de progreso que las variables tradicionales que inciden en la competitividad nacional. Por otro lado, Perú, Colombia y Argentina, si bien aparecen en el tercio inferior del ICC, se ubican en el tercio intermedio del INRE, lo cual les otorga cierto potencial para mejorar su competitividad con base en su mejor desempeño comparativo en responsabilidad empresarial respecto a los países ubicados en el tercio inferior. Se ha incluido también algunos países asiáticos que compiten en sectores distintos con varios de los países de la región con la finalidad de identificar las oportunidades y débilidades de las naciones latinoamericanas frente a competidores cercanos como China, Corea, India y Malasia. Si se hace un ejercicio análogo, pero esta vez se compara el INRE con el ICR se encuentra que algunos países mejoran su ubicación en el ranking de competitividad responsable respecto al ranking de competitividad tradicional (ICC) debido al efecto del componente de responsabilidad empresarial. Este es el caso de los países que aparecen sombreados en la Figura 9: Costa Rica, Panamá, Perú, El Salvador, Guatemala y Bolivia. No obstante, son varios también los países que presentan una desmejora en su ubicación relativa en el ICR en relación con su ubicación en el ICC. Los países que experimentan una desmejora aparecen en un recuadro en la Figura 9, este es el caso de Chile, República Dominicana, Venezuela y Ecuador, así como de China, Corea y Malasia en el grupo de competidores cercanos. El grupo de países que enfrentan una desmejora tienen en común el haber registrado un desempeño en RSE inferior a su desempeño en los subíndices de tecnología, instituciones, y entorno macroeconómico. A su vez la brecha de responsabilidad que presentan estos países podría convertirse en una debilidad competitiva frente a competidores de la propia región o competidores cercanos de otras partes del mundo.
35
Figura 8: Resultados para América Latina del Índice Nacional de Responsabilidad Empresarial 2003 versus el Índice de Competitividad del Crecimiento 2002
Tercio inferior Tercio intermedio Tercio superior
Índice de Competitividad del Crecimiento 2002
Tercio superior
Corea
Chile Malasia México Brasil India
Colombia
69.0%
Trinidad y Tobago
Tercio intermedio
China Costa Rica Panamá Rep. Dominicana Uruguay
56.0%
El Salvador Jamaica Venezuela
Perú
Argentina
Tercio inferior
Guatemala Ecuador Paraguay Nicaragua Honduras Bolivia
Haití
35.0% 35.0%
52.0%
60.0%
69.0%
Índice Nacional de Responsabilidad Empresarial 2003 (INRE)
Fuente: Elaboración de los autores, con base en información suministrada por AccountAbility.
Figura 9: Resultados para América Latina del Índice Nacional de Responsabilidad Empresarial 2003 versus el Índice de Competitividad del Crecimiento 2002
Tercio inferior Tercio intermedio Tercio superior
Índice de Competitividad Responsable 2003
Tercio superior
67.0%
Corea
Tercio intermedio
Chile Malasia
China Uruguay Trinidad y Tobago Rep. Dominicana Venezuela Ecuador Honduras Nicaragua Haití Bolivia
Salvador
54.6%
México Brasil Perú India
Colombia
Costa Rica Panamá
Jamaica
Argentina
Tercio inferior
Guatemala Paraguay
35.0% 35.0%
52.0%
60.0%
69.0%
Índice Nacional de Responsabilidad Empresarial 2003 (INRE)
Fuente: Elaboración de los autores, con base en información suministrada por AccountAbility.
36
Presiones competitivas y oportunidades de mejora
¿Qué significa para los países de América Latina el auge de los países del este asiático, especialmente de China? ¿Logrará China sobre la base de una mezcla muy competitiva de ventajas salariales, oferta de mano de obra, inversiones extranjeras y capacidad tecnológica, expulsar de los mercados mundiales de bienes industriales a los países latinoamericanos? Con la evolución de un sistema de comercio global y la aplicación en la mayoría de los países de estrategias de integración en el mercado mundial están surgiendo nuevas inquietudes y retos competitivos. La agudización de la competencia económica entre América Latina y los países asiáticos, los cuales entran en competencia no sólo en los mercados de los países desarrollados, sino además crecientemente en los propios mercados latinoamericanos impone nuevos retos a los empresarios de la región. Mientras los países asiáticos conquistan –con China a la cabeza– una cada vez mayor participación en la inversión extranjera y en los mercados exportadores, América Latina pierde presencia en el mercado mundial y en los mercados domésticos de productos manufacturados. En los últimos tiempos, cientos de fábricas maquileras fueron cerradas en México y trasladadas al Asia. Y mientras Asia oriental se transforma a paso rápido en la fábrica del mundo, en los últimos 25 años, América Latina ha ido perdiendo sostenidamente en producción industrial32. Los problemas de América Latina no se deben atribuir solamente a la expansión de la producción industrial china. Existe más bien una competencia diversa, por ejemplo en el mercado brasileño, México no compite tanto con China, sino más con Corea. Según el economista brasileño Ricardo Sennes, no existen mayores dudas sobre el resultado de la competencia, en casi todos los campos hay que contar con que los productores mexicanos serán suplantados por los competidores asiáticos. Asimismo, el principal competidor de Argentina en Brasil no es China, sino India –un país completamente distinto y cuyo mayor impacto en la economía mundial todavía está por producirse33. Según el profesor Yin Xinmin, de la Universidad Fudan de Shangai, en China existe un proyecto nacional claramente definido y pensado a largo plazo. Éste consiste esencialmente en no apoyarse solo en recursos humanos baratos y materias primas, sino, al igual que Japón o Corea, desarrollar el mercado doméstico y llegar a ser competitivos industrial y tecnológicamente. Por el contrario, en las últimas décadas América Latina ha permanecido confiada en las ventajas comparativas naturales y en una orientación económica hacia el exterior. Si América Latina continúa sin elaborar otras ideas conceptuales o buscar nuevas fuentes de ventaja competitiva, difícilmente logrará avanzar hacia el crecimiento y el desarrollo. En este contexto, la responsabilidad empresarial debe ser entendida como un medio para mejorar la plataforma competitiva de los países de la región –desde luego sumada a los otros factores que contribuyen a la competitividad–, y como un vehículo que marque la diferencia respecto a los competidores asiáticos. Finalmente, las oportunidades de mejora de los países de la región deben partir de la identificación de los problemas prioritarios de los países latinoamericanos que se oponen a su desarrollo.
32
En 1970, el porcentaje de bienes manufacturados de los países sudamericanos todavía llegaba al 30% del PIB, para el año 2000 esta cifra se había reducido hasta el 17%. Por el contrario, en el mismo período, en Corea, Taiwán, y también en China, este porcentaje aumentó (UNCTAD 2003:96). 33 Ernst Hillebrand, Competencia Sur-Sur: ¿Asia versus América Latina?, Conferencia de la Fundación Friedrich Ebert, ciudad de México, 30-31 de octubre del 2003.
37
Los grandes desafíos de América Latina y el rol de la responsabilidad empresarial como medio para contribuir a su superación En las secciones anteriores, el documento describe las formas en que la responsabilidad empresarial incorporada a la estrategia de los negocios y emprendida por una masa crítica de empresas, puede contribuir a impulsar el progreso y competitividad de un área geográfica específica e incluso el de una nación entera. Sin embargo, el grado de impacto que se logre en mejorar la plataforma competitiva de los países de la región, dependerá en gran medida de qué tan enfocados estén los esfuerzos de la comunidad empresarial en contribuir a superar los mayores retos sociales y económicos que frenan el crecimiento y el desarrollo. Por esta razón, es de especial importancia operacionalizar las prácticas de responsabilidad empresarial primero en formas que hagan sentido desde la perspectiva del negocio y segundo que contribuyan también a superar los mayores retos nacionales. Una actitud de inercia del sector privado frente a tales desafíos podría perjudicar en el mediano o largo plazo incluso la viabilidad de sus propias empresas. Por ejemplo, el programa Networking Academy de Cisco Systems Inc. en países desarrollados, presenta un buen caso de la forma en que una empresa puede alinear su estrategia de RSE con beneficios para el negocio y a la vez contribuir a superar un desafío nacional. Cisco el productor líder de equipos de redes y routers usados para conectar computadoras a internet, creció con rapidez durante la última década. A medida que el internet se popularizó, clientes en todo el mundo experimentaron una escasez crónica de administradores de redes calificados, lo que se convirtió en un factor limitante para el desarrollo continuo de Cisco y de todo el sector de tecnología de la información. Cisco estaba consciente de que su contexto competitivo tenía esta limitación, y fue sólo por medio de una iniciativa de RSE que halló la forma de enfrentarla, surgiendo así la Networking Academy de Cisco, que es un programa global diseñado para enseñar a los estudiantes las habilidades tecnológicas de Internet. El proyecto que consistía en la donación de equipos de redes a escuelas secundarias y programas de entrenamiento a los estudiantes, se expandió a países en desarrollo donde las oportunidades de trabajo son particularmente escasas, y las habilidades de manejo de redes son limitadas. De este modo Cisco pudo satisfacer la demanda de técnicos calificados de sus clientes, y continuar así la expansión de su negocio, a la vez de contribuir a cerrar la brecha educativa de los países en vías de desarrollo34. Las diversas investigaciones realizadas por INCAE vinculadas al desarrollo de agendas de competitividad de varios países latinoamericanos, ejecución de proyectos relacionados en la región y la revisión de la literatura existente, coinciden en señalar los siguientes retos como los prioritarios para América Latina. El primer grupo de estos desafíos corresponden a factores que tienen un efecto directo sobre los latinoamericanos como, la cobertura y la calidad de la educación, los niveles de salud, malnutrición y trabajo infantil, y el grado de conectividad entre las personas y el uso, desarrollo y transferencia de tecnología. El segundo grupo de desafíos parece tener un efecto más directo en la economía –no obstante no dejan de tener incidencia indirecta en los ciudadanos en general–, como el costo del capital y acceso al financiamiento, barreras burocráticas, recursos del sector público y nivel de inversión de este sector, grado de confianza en la política y en las instituciones, y gestión ambiental. Los dos grupos antes mencionados conforman en general las variables de
34
Michael Porter y Mark Kramer. The Competitive Advantage of Corporate Philanthropy (Harvard Business Review, Boston, 2002), p. 58.
38
ingreso que dependiendo de cómo sean administradas pueden tener un efecto positivo o negativo en el desarrollo. En la instancia siguiente figuran los retos que se convierten en las variables de salida a distintos niveles, como son la inversión privada, la generación de empleo y finalmente la reducción de la pobreza y la desigualdad. A continuación se describe brevemente cada uno de éstos retos: Mejorar la cobertura y calidad de la educación: El balance educacional plantea un doble reto, por un lado se debe alcanzar y consolidar la cobertura universal de la educación básica hasta secundaria para las actuales y futuras generaciones, y por otro es necesario “recuperar” a la población adulta que ha quedado al margen de la formación básica y secundaria. En Latinoamérica sólo un 30% de las personas entre los 25 y 49 años muestra algún nivel de educación diversificada de secundaria, mientras que en los países de la OECD más del 66% de estas poblaciones han completado la secundaria superior. Asimismo, en relación con los países asiáticos que compiten con varios países de la región, hay grandes brechas educativas en las áreas de las matemáticas y las ciencias naturales. Las escuelas latinoamericanas producen egresados débilmente calificados, y las diferencias sociales tienen un dramático impacto sobre la calidad de la educación. Mientras en China o en Corea el sector privado provee entre el 70 y 80% del gasto en investigación y desarrollo (I&D) en América Latina la relación es a la inversa. En Chile o en México, por ejemplo, el Estado aporta un 80% del gasto en I&D. Mejorar la calidad de la salud, y eliminar la malnutrición y el trabajo infantil: La brecha en salud, malnutrición y trabajo infantil de América Latina y el Caribe respecto a los países de altos ingresos es bastante amplia. Los indicadores Gasto en salud como porcentaje del Producto Bruto Interno; Camas en hospitales por cada 1000 habitantes; Gasto en salud percápita; Tasa de mortalidad de niños menores a 5 años por cada 1000 habitantes; Porcentaje de niños que presentan malnutrición; y Porcentaje de niños trabajando entre las edades de 10 a 14 años, ubican en todos los casos a América Latina y el Caribe en una posición de desventaja en relación con los países de altos ingresos, e incluso en algunos casos en una posición inferior o muy similar a los promedios de los países en vías de desarrollo35. Mejorar la conectividad entre los latinoamericanos y el uso, desarrollo y transferencia de tecnología: Son escasas las innovaciones y cambios tecnológicos que han sido gestados en América Latina. Por el contrario, la región se ha convertido en receptora de innovación y de los nuevos productos, servicios, tecnologías y procesos creados en los países desarrollados. Esto no debería ser completamente negativo, si tenemos en cuenta que Corea y Singapur, países que pertenecen hoy por hoy al grupo de innovadores principales, fueron receptores también de tecnología hace sólo una década. No obstante, los países latinoamericanos no han sido exitosos en seguir estos ejemplos hasta el momento. Reducir el costo del capital y mejorar el acceso al financiamiento: En el año 2002, el crédito al sector privado en la región latinoamericana y el Caribe representó el 26.6% del Producto Interno Bruto versus 166.9% para los países de altos ingresos36 y 223.2% para EE.UU. El acceso al crédito y el alto costo del capital son uno de los problemas principales en la región, especialmente para financiar
35
Banco Mundial, Data & Statistics, Sitio web del Banco Mundial, http://www.worldbank.org/, accesado en enero del 2005. 36 Países de altos ingresos son aquellos cuyos ingresos percápita son superiores a $9,386, calculado usando el Método Atlas del Banco Mundial.
39
nuevos proyectos37. Grandes compañías con conexiones en el exterior pueden obtener capital en los mercados financieros internacionales a un costo menor del que obtendrían en los mercados financieros locales –no obstante de pagar un premio por operar en un país con mayor grado de riesgo. A su vez las pequeñas y medianas empresas, o los negocios que recién empiezan encuentran muy difícil obtener facilidades de acceso al crédito y tasas de interés que les sean favorables. Eliminar las barreras burocráticas: La creación de mejores condiciones para el empresarialismo, así como para el crecimiento de las firmas ya constituidas son otros retos importantes. Las severas barreras burocráticas que tienen que enfrentar aquéllos que quieren iniciar un negocio, tanto en términos de número de permisos y procedimientos y días que éstos representan, constituyen un serio desincentivo para los gestores de nuevas empresas. Asimismo, los numerosos trámites para hacer cumplir un contrato traducidos, por ejemplo, en lograr la sentencia de una demanda legal, representan un obstáculo para el desempeño fluido de las actividades de las empresas y resto de agentes económicos. En este tópico Latinoamérica y el Caribe figuran como la región con mayores barreras burocráticas para iniciar un negocio o ejecutar un contrato. En América Latina y el Caribe el número de días promedio para abrir un negocio es de 78 días versus 25 días en los países de altos ingresos miembros de la OECD y 43 días en los países del sur de Asia. Asimismo, el número de procedimientos para hacer cumplir un contrato en América Latina y el Caribe es de 33 versus 18 en los países de altos ingresos miembros de la OECD y 21 en los países del sur de Asia38. Incrementar los recursos del sector público: La insuficiencia de recursos de los gobiernos latinoamericanos, evidenciadas en sus continuos déficit fiscales, conforman otra de las trabas para el desarrollo. Si a los déficits habituales se le agrega un mecanismo recurrente de financiamiento del Estado que presiona las tasas reales de interés y el margen de intermediación, la situación genera distorsiones a favor de la especulación financiera, en detrimento del estímulo a la producción. Esta limitación de recursos a su vez disminuye las posibilidades de inversión en proyectos de educación, salud, infraestructura y desarrollo de tecnología, áreas que requieren de una atención más profunda y que afectan la competitividad del sector privado. Mejorar la infraestructura crítica: Satisfacer las demandas de un mayor número de autopistas, carreteras, puertos, aeropuertos y otras vías de acceso, escuelas, centros de salud, así como lograr una mayor cobertura en la satisfacción de necesidades de acceso a servicios básicos de luz y agua, entre otros, constituyen retos importantes y a la vez barreras que claramente dificultan la actividad económica y el progreso de la región. No obstante, debido a las condiciones de restricción del gasto público, muchos gobiernos latinoamericanos han recurrido a la fórmula de reducir el nivel de inversión en infraestructura, lo cual limita el desarrollo y afecta las operaciones de los negocios y la calidad de vida de los ciudadanos en general.
Jeffrey D. Sachs y Joaquín Vial, Can Latin America compete? (The Latin American Competitiviness Report 2001-2002, publicado por el Foro Económico Mundial y el Centro Internacional para el Desarrollo de Harvard, Ginebra, 2002), p. 11. 38 Banco Mundial, Doing Business, Página de internet del Banco Mundial, www.worldbank.org/, accesado en enero del 2005.
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40
Recuperar la confianza en la política y en las instituciones públicas: La realidad latinoamericana muestra aún grandes deficiencias en este ámbito evidenciadas en el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC)39 publicado por Transparencia Internacional. La brecha respecto a Chile, país percibido como el menos corrupto en América Latina, es bastante marcada y la diferencia en comparación con los niveles de los países desarrollados es aún superior. Los países desarrollados en su mayoría presentan índices superiores a 8, mientras el promedio del índice para América Latina se ha mantenido entre 3 y 4 en los últimos 7 años40. Los varios efectos negativos de la corrupción como el surgimiento de la economía informal, desincentivo a la inversión, reducción en los ingresos del gobierno, incremento de los costos de transacción, entre otros, explican la fuerte relación en los niveles de corrupción de un país y su competitividad medida a través del ingreso percápita. La Figura 10, muestra una correlación de 0.83 entre el índice de percepción de la corrupción (IPC) publicado por Transparencia Internacional y el ingreso percápita, para una muestra de 95 países. Figura 10: Correlación entre el índice de percepción de la corrupción y el ingreso percápita.
40,000 35,000 30,000
y = 3785.5x - 6086.4 2 R2 = 0.8354 R = 0.8354
EE.UU Austria
Noruega Canadá Islandia Reino Unido Finlandia Singapur Nueva Zelanda
PIB percápita
25,000
Taiw an
20,000 15,000 10,000 5,000 (5,000) 0.0
Argentina Paraguay Haití Perú Nicaragua Portugal Eslovaquia Costa Rica Chile
2.0
4.0
6.0
8.0
10.0
12.0
Índice de Percepción de la Corrupción
Fuente: Elaboración de los autores. Con base en el IPC 2003, publicado por Transparencia Internacional, y el PIB percápita 2002, publicado en el Reporte de Competitividad Global.
Mejorar la administración ambiental: Si bien los niveles de contaminación expresados en emisiones de CO2 percápita son menores en América Latina (2.7 ton) en relación con los países de altos ingresos (12.4 ton) y EE.UU. (19.8 ton) 41, temas como los crecientes niveles de deforestación, marcos regulatorios de protección ambiental débiles en varios países de la región, y utilización de
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El Indice de Percepción de la Corrupción se mide en una escala de 1 a 10, siendo 1 el nivel que refleja el mayor grado de corrupción y 10 el que muestra el mayor nivel de probidad . 40 Informe Global de la Corrupción 1997-2003, Sitio web de Transparencia Internacional, http://www.transparency.org/, accesado en junio del 2004. 41 Banco Mundial, Data & Statistics, Data by Topic, Environment, Sitio web del Banco Mundial, http://www.worldbank.org/, accesado en enero del 2004.
41
insumos contaminados, constituyen grandes desafíos, los cuales requieren una mayor atención. Promover la inversión: En el 2003, los flujos de inversión extranjera directa (IED) recibidos por América Latina y el Caribe siguieron disminuyendo en forma sostenida, por cuarto año consecutivo. En dicho año la región mostró el peor desempeño en el ámbito mundial42. En el 2004, la inversión extranjera disminuyó también en un 3% en la región, al totalizar US$49,700 millones, considerado su nivel más bajo en ocho años43. Esta situación se vio agravada por el aumento constante de las remesas de utilidades y otras salidas de recursos derivados de la IED. Generar empleo y reducir la pobreza y desigualdad: Al finalizar el 2004, 19.5 millones de trabajadores urbanos se encontraban desempleados en Latinoamérica y el Caribe, siendo la tasa promedio de desocupación urbana de 10.5% para el 2004 versus 11.1% por ciento en el 200344. A pesar de esta mejora, los niveles de desempleo en las mujeres y en los jóvenes se han mostrado crecientes en los últimos años. La reducción de la pobreza y la desigualdad son otro reto importante. El 50.7% de la población de Latinoamérica y el Caribe se encuentra en situación de pobreza, en tanto que aproximadamente entre el 32% y 35% vive con menos de US$ 2 diarios45 (en paridad del poder adquisitivo). Por su parte el gran problema distributivo ha motivado el crecimiento de la delincuencia. Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo calcula que los costos económicos de la alta violencia y delincuencia en América Latina representan en promedio un 14.2% del PIB de la región. ¿Cuál debe ser el rol de los empresarios latinoamericanos frente a los desafíos regionales antes descritos? La limitación de recursos públicos no le permitirá a los gobiernos latinoamericanos superar estos retos por sí solos. No obstante, con el apoyo de los diferentes públicos de interés, entre éstos, el sector privado, la sociedad civil y el apoyo de organismos internacionales, esta labor será mucho más realizable. Partiendo de esta premisa, y del hecho que la propia competitividad de los negocios puede verse seriamente afectada en caso de persistir o acrecentarse la brechas antes descritas, se hace imperativo el compromiso y contribución del sector privado al cierre de las mismas mediante prácticas de responsabilidad empresarial concretas y medibles. La Figura 11 resume el rol que debe desempeñar la responsabilidad empresarial como medio para mejorar la plataforma competitiva nacional de los países de la región.
Comisión Económica para América Latina y el Caribe, La Inversión Extranjera en América Latina y el Caribe, Santiago de Chile, 2004 43 Organización de Naciones Unidas, Informe Anual de Inversiones 2004, http://www.unctad.org/, página de internet accesada en mayo del 2004. 44 Organización Internacional del Trabajo. Panorama Laboral 2004 América Latina y el Caribe (Lima: OIT, diciembre del 2004), p. 12, http://www.ilo.org, accesado en febrero del 2005. 45 Banco Interamericano de Desarrollo, Poverty and Inequality Data, Sitio web del BID, http://www.iadb.org/sds/pov/site_16_e.htm, accesado en febrero del 2005.
42
42
Figura 11: La responsabilidad empresarial como medio para mejorar la plataforma competitiva de América Latina.
Desarrollo sostenible Creación de valor social, ambiental y económico
Inversión privada. Empleo. Reducción de la pobreza y desigualdad.
Plataforma competitiva
Barreras burocráticas. Costo del capital y financiamiento. Confianza en la política e instituciones. Infraestructura crítica Recursos del gobierno e inversión pública. Administración ambiental.
Cobertura y calidad de la educación.
Salud, malnutrición y trabajo infantil.
Conectividad tecnológica
(Uso, desarrollo y transferencia de tecnología).
Beneficios para el negocio Prácticas de RSE
• Desarrollo de capital humano. • Gestión ambiental. • Desarrollo de proveedores. • Responsabilidad con consumidores. • Compromiso con la comunidad. •Transparencia y prácticas anticorrupción (gobernabilidad corporativa) •Fortalecimiento institucional (desarrollo de políticas públicas). •Sostenibilidad económica.
Fuente: Elaboración de los autores.
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Conclusiones y próximos pasos
• La competitividad nacional depende de la forma en que la comunidad empresarial administra su cadena de valor para obtener procesos, productos y servicios innovadores, y cada vez más de la efectividad en la administración y movilización de activos intangibles. Esto significa que las compañías en general están logrando mejores desempeños cuando alinean su forma de hacer negocios con los valores sociales y demuestran perseguir intereses y desafíos comunitarios. La adopción de esta filosofía por un número suficiente de empresas capaces de generar un cambio en el mercado, podría entonces tener un impacto positivo en la competitividad y progreso de una nación. Obviar los vínculos básicos entre el nivel micro y las dinámicas del mercado ya ha tenido algunas consecuencias serias: a) Los gobiernos y los analistas han fallado en crear políticas de mercado que exploten el potencial sinérgico que existe entre el crecimiento económico y la competitividad con el desarrollo social y ambiental. b) Las compañías se encuentran limitadas en sus logros para realizar prácticas responsables, debido a que los gobiernos no se han preocupado por reformular las bases de competitividad para beneficiar estas prácticas. c) La falta de vínculo entre las prácticas empresariales progresivas y las estrategias de competitividad nacional y de desarrollo comunitario ha dejado espacio para que sigan avanzando los problemas de carácter social, ambiental y económico46. Los gobiernos por sí solos están siendo cada vez menos capaces de construir economías competitivas, y de superar los grandes desafíos nacionales. La comunidad empresarial y muchas otras instituciones nacionales y locales tienen que asumir un rol más protagónico en la competitividad y el desarrollo económico. La influencia de las universidades y colegios está creciendo mientras el conocimiento y la tecnología se convierten más y más centrales para la competitividad. En particular, las universidades latinoamericanas no sólo deben mejorar las capacidades educacionales y de investigación, sino que deben de estar mejor conectadas al sector privado. Los nuevos roles de las compañías deben incluir por ejemplo el desarrollo de programas educacionales, programas de desarrollo de proveedores y de transferencia de tecnologías, que les permitan no sólo beneficiarse a ellas mismas sino que en ese proceso mejoren el clima de negocios y la plataforma competitiva. Cada vez son más las compañías que están haciendo de la responsabilidad empresarial un elemento central de su estrategia y prácticas de negocios. De igual manera hay un rápido incremento del interés por parte del sector público en la responsabilidad empresarial y gradualmente por la formulación de políticas para apoyar a la misma. Estos cambios sugieren que la responsabilidad empresarial tiene el potencial de generar significativos efectos económicos, sociales y políticos. La transparencia, valores y el fortalecimiento de las prácticas anticorrupción por parte de las empresas deben actuar como complemento esencial a medidas concretas por parte de los gobiernos latinoamericanos dirigidas a recuperar la confianza en la política y en las instituciones. La confianza en las entidades públicas y privadas está estrechamente ligada a la probidad y
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MacGillivray, Alex, John Sabapathy y Simon Zadek. Responsible Competitiveness Index 2003: Aligning corporate responsibility and the competitiveness of nations (AccountAbility & The Copenhagen Centre, Londres, 2003), p. 5.
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credibilidad de las personas que están a la cabeza de estas instituciones así como de su idoneidad, la cual deberá erigirse sobre una plataforma de meritocracia –modelo seguido en países líderes en aplicar prácticas anticorrupción como Nueva Zelanda y Singapur. A su vez, estos elementos deberán ser complementados con sistemas judiciales y legislativos efectivos, así como con mecanismos de control que aseguren la detección de irregularidades y la aplicación de sanciones severas en caso de transgresiones al marco legal. • Los diferentes mecanismos de la responsabilidad empresarial que han permeado la cadena global de abastecimiento en distintas formas, continuarán en los próximos años jugando un rol importante en avanzar hacia mayores niveles de creación de valor en las tres dimensiones. Las ONGs, asociaciones de comercio y cámaras empresariales, tienen roles importantes que jugar en mejorar la infraestructura, proveer entrenamiento o desarrollar mercados de exportación. Paralelamente, los esfuerzos colectivos para mejorar las capacidades de compañías individuales, tales como programas de certificación de calidad, de protección ambiental, o estándares laborales, parecen ser cada vez más prominentes. En los próximos años será necesario lograr un conocimiento más profundo sobre las formas en que un ambiente adecuado dentro de los países puede fomentar mayores niveles de responsabilidad para el sector privado, y sobre cómo maximizar el impacto de las prácticas empresariales responsables en la competitividad nacional. Sobre este punto, el contenido de los debates relacionados a la cobertura e impacto de la responsabilidad empresarial deberá estar nutrido por una definición de roles más precisa, tanto de los gobiernos, empresas, y organizaciones de la sociedad civil, que permita asegurar un desarrollo más sostenible para todos.
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Anexos
Anexo 1: El Índice de Competitividad Responsable 2005 AccountAbility y la Fundación Dom Cabral de Brasil, se encuentran revisando la metodología del Índice de Competitividad Responsable 2003, con la finalidad de mejorar su utilidad. Con tal propósito se está revisando nuevamente su base teórica, y se está buscando refinar la relación entre la responsabilidad empresarial y las variables que explican la competitividad nacional. El lanzamiento del Índice de Competitividad Responsable 2005 –que incluirá los ajustes a la metodología actual– está previsto para noviembre del 2005. El análisis de la metodología del ICR 2003 está basado en un proceso de dos pasos: Primero, la revisión de los siete componentes del Índice Nacional de Responsabilidad Empresarial (INRE). Los temas que se vienen revisando incluyen: a) La reevaluación y mejora de las bases teóricas, b) La identificación de fuentes de información más robustas y consistentes, c) La mejora de la cobertura por país, y d) La mejora del método estadístico y manipulación de la información. Y segundo, la revisión de la integración del INRE como componente del ICR. El principal punto aquí ha sido mejorar el trabajo estadístico y volver a revisar la relación entre el INRE y el Índice de Competitividad del Crecimiento del Foro Económico Mundial. El proceso de investigación y desarrollo del ICR, involucró desde sus inicios el debate sobre un serie de aspectos vinculados al índice. En estas discusiones han participado una amplia variedad de grupos de interés, desde expertos en índices de competitividad, expertos en responsabilidad empresarial, hasta individuos con intereses específicos en componentes del INRE. En este contexto, balancear el alcance de la teoría y las perspectivas de los distintos grupos de interés ha sido de suma importancia. A continuación se presentan algunos de los puntos más saltantes del actual proceso de revisión y ajuste: • • Se está verificando que la información utilizada para calcular el INRE no se duplique con la información del Foro Económico Mundial utilizada para calcular los subíndices de tecnología, instituciones públicas y entorno macroeconómico. Se está sugiriendo una reducción y reorganización de los siete componentes actuales del INRE. Hasta el momento una de las propuestas con mayor vigor entre los expertos es la de reducir los siete componentes originales del INRE a cuatro categorías, que serían: 1) Gobernabilidad Corporativa y prácticas éticas de negocios, 2) Desarrollo de capital humano, 3) Compromiso con la sociedad civil, y 4) Admnistración ambiental. Se están dando varias sugerencias acerca de cómo extender el rigor econométrico del INRE, así como de su relación con el ICR. Este proceso incluye examinar datos simples de responsabilidad empresarial para ver la correlación que éstos proveen dentro de las medidas de competitividad preexistentes; así como reducir el grupo de datos para examinar los impactos sobre la correlación dependiendo de que es incluido y que es excluido. El desarrollo del ICR 2005 está tomando un enfoque teórico más enérgico. Se espera que el lanzamiento del ICR 2005, más allá de demostrar la relación entre el grado de responsabilidad empresarial de un país y su nivel competitivo, logre también sugerir en mayor detalle cómo es que esta relación funciona.
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Referencias
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“La competitividad de una nación y la productividad que la sustenta son claramente impactadas por cómo su comunidad empresarial administra los temas sociales y ambientales. Este reporte ofrece por primera vez un análisis sobre lo que puede ser esta relación y cómo hacer que ésta progrese”. Peter Cornelius, Economista Principal de Shell, y Ex Director del Programa de Competitividad Global del Foro Económico Mundial.
ACCOUNTABILITY UNIT A, 137 SHEPHERDESS WALK, LONDON N1 7RQ, UNITED KINGDOM.
INCAE DEL VIVERO PROCESA NO. 1, 2 KM AL OESTE, LA GARITA, ALAJUELA, COSTA RICA.
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Tel: (506) 437 2200
www.incae.ac.cr
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Datos
El tema de responsabilidad social empresarial (RSE) es ampliamente discutido a nivel internacional y son muchas las iniciativas que se han desarrollado para promover una conducta empresarial que vaya más allá de la generación de utilidades, y que incorpore aspectos sociales y ambientales dentro de la estrategia del negocio. Sin embargo, el compromiso por parte del sector privado para asumir un rol de mayor responsabilidad difícilmente se dará de modo sostenible a menos que los empresarios puedan traducir las acciones de RSE en beneficios concretos para sus negocios, ya sea en el corto, mediano o largo plazo. En este contexto, resulta de importancia especial resaltar la relevancia de la RSE para la comunidad empresarial desde la perspectiva del vínculo de las prácticas empresariales responsables con la competitividad; relación que debe entenderse no sólo desde la perspectiva individual de la compañía, sino también a nivel de sus efectos positivos en la competitividad de sectores industriales específicos, y en su sentido más amplio, en la competitividad de los países y regiones.
¿Cuál es la relación entre la responsabilidad social empresarial y la competitividad?
¿Puede la RSE mejorar la competitividad de un país o región? ¿Cómo medir la relación entre el grado de responsabilidad empresarial existente en un país y su competitividad? Éstas son algunas de las preguntas a las que se da respuesta en las siguientes secciones de este informe. De esta forma, se pretende que el lector en primera instancia se familiarice y luego incorpore el marco conceptual que establece el vínculo entre la RSE y la competitividad a escala empresa, a escala de clusters de responsabilidad y a escala de países. Con la finalidad de ilustrar el vínculo de la RSE con la competitividad en su sentido más amplio y de pertinencia colectiva, el documento presenta la metodología para el cálculo del Índice de Competitividad Responsable (ICR) desarrollado por AccountAbility1 y The Copenhagen Centre2, para una muestra de 62 países. Se ha agregado 11 países latinoamericanos a la muestra inicial que sirvió de base para el lanzamiento original de este índice en diciembre del 2003, con el objeto de ampliar y profundizar el análisis de los resultados para los países de América Latina.
El alcance del Índice de Competitividad Responsable va más allá del Índice de Competitividad del Crecimiento desarrollado por el Foro Económico Mundial, ya que adiciona a los subíndices tradicionales de tecnología, instituciones públicas y ambiente macroeconómico, un cuarto componente: el Índice Nacional de Responsabilidad Empresarial. Este cuarto elemento mide el grado de avance de las prácticas de RSE a escala país y las condiciones del entorno para el progreso de tales prácticas con base en 27 indicadores distribuidos en siete áreas de responsabilidad definidas por un equipo de expertos. Los resultados de este primer intento de medir la relación entre RSE y competitividad a escala de naciones sugiere que el mayor o menor grado de responsabilidad empresarial existente en un país tiene efectos sobre su plataforma competitiva nacional. Partiendo de esta premisa, el vínculo entre la responsabilidad empresarial y la competitividad debe ser visto con especial atención sobre todo en las economías en desarrollo, como es el caso de los países de América Latina. Ésto con el fin de lograr la implementación oportuna de acciones en este campo, que les permitan a los países de la región reducir su brecha competitiva respecto a los países desarrollados y evitar quedar rezagados frente a países que enfrentan condiciones de competitividad similares. Asimismo, aquellas compañías que no se preocupen por aspectos de transparencia, gestión ambiental, estándares laborales y derechos humanos en sus cadenas de abastecimiento, pueden verse expuestas a escándalos financieros o boicots comerciales, como fue el caso en su momento de Enron, Parmalat, Nike y Levi´s, entre otras.