LA RESPONSABILIDAD SOCIAL EN LOS ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS. RESULTADOS DE UNA INTERVENCIÓN
XI Congreso Nacional de Investigación Educativa / 6. Educación y Valores / Ponencia
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LA RESPONSABILIDAD SOCIAL EN LOS ESTUDIANTES
UNIVERSITARIOS. RESULTADOS DE UNA INTERVENCIÓN
J UDITH PÉREZ-CASTRO / BALDEMAR HERNÁNDEZMÁRQUEZ/ EFRAÍN PÉREZCRUZ
División Académica de Educación y Artes, Universidad Juárez Autónoma de Tabasco
RESUMEN: La responsabilidad social univer‐
sitaria (RSU) es un valor por el que las insti‐
tuciones y sus miembros se comprometen
a realizar un servicio a la sociedad, como
retribución al respaldo que han recibido de
ella. La RSU no sustituye a las funciones
sustantivas, pero tiene ejercerse en coor‐
dinación con ellas y considerando también
los impactos que la universidad ya está
generando en la sociedad. En esta ponen‐
cia, presentamos los resultados de un pro‐
yecto denominado: “Modelo educativo
para el desarrollo sustentable de las comu‐
nidades rurales y suburbanas”, el cual se
implementó en la Ranchería Amatitán, del
municipio de Jalpa de Méndez, Tabasco y
que buscó, entre otras cosas, fortalecer los
vínculos entre la universidad y la sociedad
para ofrecer beneficios concretos a las
familias de escasos recursos. En el proyecto
colaboraron profesores y estudiantes de la
Universidad Juárez Autónoma de Tabasco.
Con estos últimos, se hicieron entrevistas
para conocer los valores aprendidos duran‐
te su participación y sus consideraciones
sobre la responsabilidad social. Entre los
valores señalados por los alumnos estuvie‐
ron: responsabilidad, solidaridad, respeto
por el medio ambiente, trabajo colaborati‐
vo o en equipo y puntualidad. En cuanto a
la responsabilidad social, los estudiantes la
concibieron a partir de tres grandes nocio‐
nes: como actividad que se realiza fuera de
la universidad y que busca entablar rela‐
ciones con la sociedad, como un mecanis‐
mo para poner en práctica los conocimien‐
tos y como un medio para regresarle a la
sociedad lo que ella le da a la institución y
a la formación profesional.
PALABRAS CLAVE: Responsabilidad social,
valores, estudiantes universitarios.
Introducción
En México, como ocurre en la mayoría de los sistemas educativos, la formación universi-
taria tiende a abordarse principalmente desde su dimensión profesionalizante, es decir, de
lo que ésta le aporta a la formación de nuevos profesionales en las diferentes disciplinas.
Sin embargo, en las últimas décadas, esta perspectiva se ha ido ampliando para incorpo-
rar otros elementos importantes para la educación profesional y para el desarrollo integral
de los sujetos.
Este interés por fortalecer los contenidos educativos con otro tipo de saberes, se hizo más
evidente hacia la década de los 90 del siglo XX, entre otras cosas, como resultado de las
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circunstancias en las que se encontraba el sistema de educación superior después del
acelerado crecimiento de la matrícula registrado durante más de veinte años y de la satu-
ración de varios segmentos del mercado laboral (Acosta, 2000; Mendoza, 2002).
De esta manera, se van planteando nuevas demandas a la educación superior que, poco
a poco, se fueron convirtiendo en un nuevo lenguaje para las instituciones y también para
los sujetos educativos: directivos, profesores, investigadores y estudiantes. Cuestiones
como la flexibilización curricular, la certificación de los programas, la movilidad estudiantil,
la educación a distancia, la formación por competencias, entre otros, que actualmente
constituyen el día a día de los establecimientos de educación superior, son procesos deri-
vados de las reformas emprendidas desde 1998 a la fecha y que han transformado el mo-
do en que la sociedad observa a la educación superior y lo que espera de ella (Luengo,
2003).
Dos de los temas introducidos en esta agenda de cambios fueron: la formación ético-
valoral y la vinculación entre las instituciones educativas y los diferentes sectores socia-
les. El trabajo que a continuación presentamos se centra justamente en estos dos aspec-
tos; a partir de un proyecto de intervención exploramos la responsabilidad social y los va-
lores en estudiantes universitarios, enfatizando la importancia de desarrollar propuestas
que, más allá de los indicadores, abran otros espacios para la educación profesional.
La responsabilidad social de las universidades
La noción de ‘responsabilidad social’ ha sido fuertemente discutida en los círculos acadé-
micos, porque se ha argumentado que éste es un término que no proviene del contexto
educativo, sino más bien del empresarial, y que comprende todas aquellas prácticas dise-
ñadas como parte de las estrategias de una empresa con el objetivo de gestionar los im-
pactos y generar beneficios para los diferentes agentes internos o externos relacionados
con la corporación (Yepes y Ospina, 2006).
En el ámbito universitario, la responsabilidad social tiene que ver con el valor que se in-
culca en los profesionales, no sólo para mejorar su campo y ejercicio profesional, sino
sobre todo para asumir su labor con un alto sentido social, que les permita estar por en-
cima de intereses individualistas o corporativistas (Hortal, 2002).
Vallaeys (2008), por su parte, sostiene que para definir a la responsabilidad social univer-
sitaria, primero, es necesario distinguir los impactos que tiene la institución, los cuales, se
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entrecruzan con las funciones sustantivas, pero, no deben confundirse con ellas. Estos
impactos, se agrupan en cuatro grandes rubros: 1) los de funcionamiento organizacional,
2) los educativos, 3) los cognitivos y epistemológicos y 4) los sociales.
En los impactos de funcionamiento organizacional se encuentran los efectos que las uni-
versidades, en tanto organizaciones laborales, dejan en el medio ambiente y en la vida de
las personas que trabajan en ella.
Por impactos educativos se entiende la capacidad de intervención que tienen las universi-
dades en el ejercicio de los profesionales, en el modo en que éstos orientan su práctica,
los valores que defienden y el rol social que asumen.
Los impactos cognitivos y epistemológicos tienen que ver con el papel que juega la uni-
versidad en la producción de conocimiento y que va desde el hecho concreto de crear una
teoría, modelo, categoría, concepto o idea totalmente nuevo, cuestionar los ya existentes,
generar una patente o desarrollar una tecnología, hasta las actitudes y valores que se
promueven en relación con la ciencia, los problemas de investigación, la actuación de los
científicos, la relación entre tecnología, ciencia y sociedad y los fines del conocimiento.
Finalmente, están los impactos sociales los cuales se definen como los efectos que tiene
la institución sobre la sociedad en general y sobre la comunidad en la que se encuentra
inmersa, en sus distintas dimensiones: económica, política y social. Gracias al impacto
social, los sujetos reconocen en la universidad a un agente legítimo para mediar y plante-
ar soluciones a sus problemas.
Analizar la responsabilidad social desde la atención a sus posibles impactos, permite:
“[…] asegurar la necesidad de que las acciones emprendidas tengan un real impacto en la
mejora de la formación y producción de los conocimientos (los dos funciones esenciales de
la Universidad). Plantear la RSU en estos términos de gerencia, tiene la ventaja de que
permite colocar a la responsabilidad social en el seno de la estrategia universitaria […] La
Universidad tiene como prioridades y objetivos por el simple hecho de existir en un entorno,
el fin de servir a su comunidad y entorno, y no sólo servirse de ella.”(Martí, Martínez, Martí
y Marí, 2007: s/p)
Pero, estos cuatro impactos no bastan para definir la responsabilidad social universitaria,
sino que además, necesitamos ubicarla en su justa dimensión para comprenderla como
un valor en donde se conjugan los sujetos y las instituciones, es decir, un nexo entre lo
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individual y lo corporativo. Secchi (2009) lo deja muy claro al señalar que cuando se habla
de responsabilidad social, usualmente, utilizamos términos o expresiones que implican
roles u organizaciones que, en última instancia, delegan esta responsabilidad en alguien o
algo más. Así, este autor se pregunta, retomando a Friedman (1970, citado por Secchi
op., cit.) qué es lo que realmente estamos expresando cuando decimos que las empresas
tienen responsabilidades, si los únicos que realmente las pueden asumir son los indivi-
duos.
En el otro caso, lo que se suele hacer es atribuir la responsabilidad social más que a los
individuos, a los roles que ellos desempeñan, es decir, al directivo, al gerente o al trabaja-
dor. Al respecto, Secchi argumenta que en los roles están presentes muchas otras dimen-
siones, como la cultura, la edad, el género, los ideales políticos, las creencias religiosas,
los valores y hasta las actitudes contextuales. Entonces, la manera más apropiada para
acercarse a este tema es por medio de la perspectiva ética.
La responsabilidad social deja de ser así un asunto de actuación correcta dentro de un rol,
sino que se convierte en una cuestión que apunta hacia lo que puede mejorar o ayudar a
las personas, a las organizaciones y a la misma vida social. Sólo la ética puede lograrlo
porque le otorga moralidad a las acciones humanas.
En este trabajo tratamos de recoger principalmente todos estos elementos y entendemos
a la responsabilidad social universitaria como el conjunto de prácticas, actividades o pro-
gramas mediante las cuales los establecimientos educativos contribuyen a la solución
problemas sociales o a la atención de determinados grupos o sectores de la sociedad.
Estas acciones y programas deben formar parte de la política institucional y ser congruen-
tes con su filosofía, sus fines y sus funciones sustantivas, pero sobre todo, deben involu-
crar a la universidad, en la medida en que por sí misma constituye una organización que
ofrece un bien específico.
El desarrollo de huertos familiares: un camino para acercarse a las
comunidades tabasqueñas
Este trabajo se deriva de una investigación denominada: “Modelo educativo para el desa-
rrollo sustentable de las comunidades rurales y suburbanas”, el cual fue diseñado por un
grupo de profesores-investigadores de la Universidad J uárez Autónoma de Tabasco, ante
la ausencia en el estado de Tabasco de un modelo de organización familiar que posibilite
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a los habitantes de estas zonas producir sus propios alimentos y mejorar sus niveles de
vida a través de su comercialización.
El objetivo principal fue elaborar una propuesta para la producción sustentable, basada en
huertos familiares, trabajando principalmente con las familias de escasos recursos y lide-
rado por las mujeres jefas de hogar. También, planteamos la importancia de fortalecer y
extender los vínculos entre la universidad y la sociedad para aportar beneficios concretos
a las comunidades. Es decir, la preocupación de fondo se centró en la responsabilidad
social universitaria.
La implementación de los huertos se hizo en la Ranchería Amatitán del municipio de J alpa
de Méndez, Tabasco y, para ello, elaboramos un método de ocho fases que comprendía
desde la ubicación y análisis de las condiciones del espacio físico, hasta los resultados y
la retroalimentación. La intervención comprendió dos momentos: en el primero, se puso
en marcha un huerto-modelo para validar la factibilidad de nuestro método. En el segun-
do, el trabajo se amplió hacia otros huertos, los cuales buscamos estuvieran en manos de
mujeres.
En el primer huerto-modelo participamos siete profesores-investigadores de la UJ AT, los
responsables de la investigación. Después, para la expansión, se contó con la colabora-
ción de 10 estudiantes de la Licenciatura en Ciencias de la Educación, a quienes los ca-
pacitamos en el manejo de conceptos y del trabajo de campo que realizarían durante sus
visitas a la comunidad.
La participación de los alumnos fue de aproximadamente un año y, al final, realizamos
varias actividades para evaluar el desarrollo de los huertos y su producción. Los estudian-
tes, además, hicieron reportes de investigación, se les aplicó un cuestionario y se efectua-
ron entrevistas para valorar sus aprendizajes no sólo en términos de los conocimientos
disciplinarios, sino también en cuanto a sus valores y sus consideraciones sobre la res-
ponsabilidad social universitaria.
La responsabilidad social y los valores de los estudiantes universitarios
Como ya señalábamos, la responsabilidad social universitaria implica la posibilidad que
tienen las instituciones para intervenir efectivamente en diferentes ámbitos como el edu-
cativo, el cognitivo-epistemológico, el organizacional y el social (Vallaeys, op., cit.). Dicha
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intervención, no se da de manera abstracta, sino esencialmente a través de los sujetos
educativos: directivos, investigadores, profesores o estudiantes.
La responsabilidad social no debe verse como una labor adicional a las que ya realizan
las universidades, sino que necesita articularse con las funciones sustantivas de investi-
gación, docencia y difusión-extensión. Además, debe socializarse como un valor entre los
profesionales, de tal forma que comprendan que su trabajo debe distinguirse por su alto
sentido de compromiso social (Hortal op., cit.).
En el caso de los estudiantes de la UJ AT, la responsabilidad social es entendida a partir
de tres grandes nociones:
a) Como actividad que se realiza fuera de la universidad y que busca generar vínculos
con la sociedad:
• Colaborar y estar en contacto con las personas de la comunidad.
• Apoyar en actividades que se hacen extramuros, más allá de la universidad.
• Ser cooperativos, solidarios y responsables con la sociedad en general.
b) Como un mecanismo para poner en práctica los conocimientos que se adquieren en la
institución.
• Dar un poco de lo que aprendemos en las aulas universitarias.
• Poner en práctica nuestros conocimientos y ayudar a solucionar los problemas
sociales.
• Cumplir con la responsabilidad que tiene la universidad y que tenemos noso-
tros [los alumnos] con las tareas universitarias y con la sociedad.
c) Como un medio para regresarle a la sociedad lo que ella le aporta a la universidad y a
la formación de los profesionales.
• Devolverle a la sociedad y a las comunidades un poco de lo que ellas nos dan
para que nosotros [los estudiantes] podamos estar en la universidad.
• Dar de vuelta algo de lo que a nosotros [los alumnos], nos dio la sociedad para
poder terminar nuestros estudios.
• Comprometerse voluntariamente en algún servicio que requiera la sociedad y
en donde pueda participar el universitario.
En cuanto a los valores aprendidos a lo largo de su participación en el proyecto, los estu-
diantes tendieron a mencionar cuestiones propias de las competencias éticas y sociales.
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El más importante, citado por todos los entrevistados fue Responsabilidad. Le siguieron
Solidaridad y Respeto o cuidado del medio ambiente (70% cada uno), Trabajo colaborati-
vo o en equipo (60%) y Puntualidad (60%).
Estos rasgos son muy significativos y todos, de alguna u otra manera, guardan relación
con la noción de responsabilidad social universitaria. Como señala Barberá (2006), la res-
ponsabilidad social busca contribuir al progreso y al bienestar social, a través de valores
como la justicia, el respeto y la solidaridad. Implica el compromiso individual, grupal y or-
ganizacional por hacer algo frente a los grandes problemas del mundo y de la vida.
Fomentar el valor de la responsabilidad social en los universitarios debe ser parte de la
educación profesional, ya que debemos tener presente que las consecuencias a largo
plazo de nuestras acciones podrían llegar a ser impredecibles (Morin, 2006), razón por la
cual no sólo necesitamos hacernos cargo de lo que hemos hecho, sino también de lo que
hemos dejado de hacer.
Otros valores mencionados fueron: Respeto hacia los otros (40%), Tolerancia, Compromi-
so y Compañerismo (30% cada uno), Paciencia y Disciplina (20% cada uno). Estas res-
puestas se inclinaron hacia las competencias sociales de la formación ético-profesional, lo
que, a manera de hipótesis, creemos se debe fundamentalmente a los fines y actividades
realizadas como parte de la investigación. Nos llama la atención que este tipo de valores
hayan sido señalados pues, en trabajos anteriores y con otros grupos de esta licenciatura,
habíamos detectado su ausencia en la formación profesional (Pérez-Castro, 2007).
En cuanto a los conocimientos adquiridos, los estudiantes centraron sus respuestas prin-
cipalmente en competencias técnicas: Conocimientos y habilidades técnicas (70%), Habi-
lidades de gestión (60%), Diseño de proyectos y Aplicación de los contenidos vistos en
clase (50% cada uno), Organización y coordinación de grupos (40%) y Planeación de ac-
tividades (30%).
Mención aparte merece el tema de la comunicación, en el que los alumnos hicieron parti-
cular énfasis. Aquí, hicieron una distinción entre las habilidades aprendidas para comuni-
carse entre ellos (70%), esto es, como un valor relacional, y las que lograron desarrollar
para hablar en público, es decir, como una habilidad técnica (40%).
Esto también nos resulta significativo, toda vez que, en el caso de los posgrados de la
UJ AT y, más concretamente en los relacionados con el campo de la educación, hemos
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visto que la comunicación es un rasgo que no tiene mucho peso en la formación. Incluso,
estudiantes y profesores de posgrado lo han considerado poco importante para su ejerci-
cio profesional (Pérez-Castro, 2009). Insistimos, en esta ocasión, se trata de un proyecto
cuyos objetivos estuvieron dirigidos a propiciar un beneficio concreto a la sociedad a
través de un modelo educativo para el desarrollo sustentable, por lo que las habilidades y
competencias sociales fueron las que más se desarrollaron y pusieron a prueba durante el
trabajo con la comunidad. Por ello queremos ser cuidadosos y no trasladar estos resulta-
dos a otras circunstancias dentro de la misma Licenciatura en Ciencias de la Educación,
pero fuera de las condiciones particulares de esta intervención.
Consideraciones generales
La labor realizada hasta ahora con los huertos nos ha permitido validar nuestro método de
trabajo, pero además, generar aprendizajes de diverso orden: disciplinarios, metodológi-
cos, sociales, culturales y valorales.
Sobre el tema que nos atañe, las diferentes tareas del proyecto ayudaron a desarrollar en
los alumnos valores como la responsabilidad, la solidaridad y el trabajo en equipo, los
cuales permiten a los sujetos, y a los profesionales en particular, transitar de comporta-
mientos o motivaciones individualistas a otros de tipo colectivistas (Martí, 2010). Los estu-
diantes, además, hicieron énfasis en que la investigación les dio la oportunidad de poner
en práctica los conocimientos aprendidos en clases, pero, sobre todo, les ayudó a darse
cuenta de sus capacidades de organización, gestión, coordinación y comunicación.
Los profesores que participamos en este proyecto consideramos que sus impactos han
estado dirigidos fundamentalmente a dos de las dimensiones señaladas por Vallaeys: la
cognitiva-epistemológica y la social. Adicionalmente, hemos podido articular las activida-
des de la investigación con las funciones sustantivas de la universidad. Es decir, tal como
plantean los especialistas (Martí et al., op., cit.), en nuestro trabajo, la responsabilidad
social no es una tarea adicional o una iniciativa ad hoc creada para justificar ciertas accio-
nes, sino que hemos buscado que forme parte de nuestras actividades académicas.
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Datos
La responsabilidad social universitaria (RSU) es un valor por el que las instituciones y sus miembros se comprometen a realizar un servicio a la sociedad, como retribución al respaldo que han recibido de ella.
La RSU no sustituye a las funciones sustantivas, pero tiene ejercerse en coordinación con ellas y considerando también los impactos que la universidad ya está generando en la sociedad.
En México, como ocurre en la mayoría de los sistemas educativos, la formación universitaria tiende a abordarse principalmente desde su dimensión profesionalizante, es decir, de lo que ésta le aporta a la formación de nuevos profesionales en las diferentes disciplinas.
Sin embargo, en las últimas décadas, esta perspectiva se ha ido ampliando para incorporar otros elementos importantes para la educación profesional y para el desarrollo integral de los sujetos.